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lunes, 20 de diciembre de 2010

Semblanza



En la casa
rodeada de sombras
se oirían nuestras risas de pequeños
destellando en los ojitos cansados,
sin éxito,
de papá y mamá.

En el cuarto,
a oscuras la sala,
a oscuras la cocina;
sólo un lamparín solitario
esforzaba su flama
por irradiar a nuestros juegos
ambarinas tristezas al alma.

Sin cena,
sin regalos;
afuera felicidad
nos daba las espaldas.

Los hombres departían
y brindaban;
se oían animadas charlas
repentinas carcajadas,
y correteos de niños
bajo un estallido multicolor de
bengalas...

Y ya, 
cerca de la magia,
se detonaban 
cohetes,
abrazos,
¡besos . . .!
y en nuestro corazón de pequeño,
descendía Dios al silencio,
con su lamparín de amor...

lunes, 6 de diciembre de 2010

A mis amigos

¡Oh amigos
estoy tan contento...!
desde hoy puedo mirar al cielo y sonreír,
y respirar la paz en el aire
sabiendo que el mundo
no es tan inconmensurable
como para que no pudiera
nunca hallarles.

Desde hoy los cierzos
cantan suavemente para mí;
tan es así, que los oigo desde lejos
acercar sus romerías,
su bullicio cascado
de quitasueños y alegrías.

¡Venirse desde lejos...!
trayendo vuestras risas,
vuestras charlas e inquietudes
en cestas olorosas
de tiernos versos
y páginas multicolores...!

Hoy las distancias insalvables
me son amables.
A mi playa solitaria llegan
a manos de mansas olas
sus mensajes;
cual una u otra botella
que alguno de vosotros
acorchara y despidiera
pintando frente ella
¡la mejor de las sonrisas!
ante el viento del oeste
al lanzarla lejos...

¡muy lejos!

hacia el regazo tierno de las mareas;
para que, yendo al garete,
con la rotación del mundo,
me llegara lindamente con sus voces,
conmovida hasta Perú!

En la arena bañada de espuma
rueda
hacia mi secreta impaciencia;
¡la veo!
atacada es, en su cristal mojado,
por oblicuos rayos de sol
¡oh si la vieran!
tintinea hecha toda una fiesta
de luz y de color.

¡Ah, los nervios de mi sonrisa,
al contemplarla emocionado,
nublan mi vista!
¡oh la fuerte brisa marina!
¡las gaviotas...!

¡Oh amigos, aquí en Perú
el cielo azul es tan inmenso y luminoso,
que viajan albos desde barlovento
níveas montañas de algodón
cual caravanas majestuosas de blancura,
o envoltorios sublimes
de las grandes gracias de Dios!

¡No lo puedo creer...!
¡aunque lo sé!
Son mis amigos los bloggers y poetas,
que desde lejanas tierras,
me envían la frescura tierna
de sus juveniles cartas,
impregnadas de sueños
y primaveras fantásticas;

sus anhelos azules
recién germinados;
y que yo creí existía sólo
en la reclusión perpetua en que me sumo,
cuando tembloroso
de tanta crueldad y tanto mundo
me aferro a mi corazón atribulado
con mi último sueño,
frente al ordenador.

Oh amigos, amadas,
a veces, parado ante el horizonte,
espero que las horas sucedan
imaginando vuestras voces,
vuestras risas;
la deslumbrante profundidad
que debe haber en sus pupilas.

Gracias a vosotros, a vosotras;
quiero vivir y luchar
por un horizonte nuevo;
donde, más allá de azules firmamentos,
no existan fronteras
más que vuestros nombres
y el nombre de cada uno
de los hombres de la tierra;

vuestro verbo eslabonado
a mis humildísimos giros
sabrán hacer una ronda de amor
como cuando éramos pequeños;
y nuestras madres nos inculcaban
su decálogo sagrado en cada rezo;
para que ahora,
al transcribir sus enseñanzas,
se multipliquen sus besos
en cada uno de nuestros versos.

Gracias a vosotros,
amigos, amadas;
es que tiene sentido la vida otra vez,
sabiendo que hay otros seres
que, como yo,
tratan de sembrar el mundo
de jazmines y esperanzas;

gracias a ustedes amigos, amadas,
es que puedo irme de la vida
luchando desde este ínfimo blog;
¡luchando junto a vosotros!
con pétalos y con sueños,
¡vaya! lo único que tengo,
¡por un mundo mejor!

lunes, 22 de noviembre de 2010

Stanza

He pasado por el restaurante aquel
donde solíamos comer;
donde una rosa artificial
se encendía roja y erguida
sobre la triste mesa sin mantel.
De la mano
tú y yo conversábamos
sin pensar en todo
lo que iba a suceder.

Se repetían los besos
y a veces...
las discusiones también;
como aquella vez
que saliste dejándolo todo
y que para alcanzarte
hube de correr...!
y llamándote,
apelar a todo mi cariño
porque me perdonases, como siempre,
¡otra vez!

Otro día estabas en un café,
esperando a que viniera
¡dos horas!
dejando lo que aún
sigo haciendo hasta ahora,
y que me alejara
lento de tu querer.

Hace una semana que has marchado
y aunque me propuse ser fuerte;
algo resbala en mi pecho
y hace mis ojos enrojecer...

¡Íbamos a tener un bebé...!
y yo pensando que eras joven,
que aún no era tiempo,
acordé contigo
lo habíamos de perder.
Tal vez de allí esta maldita sombra;
este cielo tenebroso que no termina de oscurecer.

Hoy he pasado
por el restaurante aquel
¡y quisiera detener el auto!
¡y entrar corriendo desesperado a buscarnos!
para contarnos a gritos, ahogado en llanto,
todo lo que va a suceder...!

¡Oh detener el tiempo y suplicarte...!
y suplicarme implorando,
no lo echemos a perder todo
esta vez...!

……………………………………

Un cielo hubo
alrededor de una rosa;
un día,
aquella vez.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Celotipia

Desde la virtualidad
te miro con el corazón.

Hay una luz de rencor
fulgiendo en mis ojos,
como el temblor
de una lágrima
cuyo filo o borde,
si fuera daga,
te matara...!

Desde mi rincón
te observo
y sufro humos de venganza.
Te contemplo sonreír
y dar a gajos
el dulce trato de tus palabras.

¡Oh salir de esta prisión
del tiempo!
y desatar mi furia terrible
por lo que asumo de mi propiedad
sin razón.

Charlas.
Te veo dulce,
mujer asequible y coqueta
para todos los hombres;
y con tardanza,
también,
idénticamente
para mí.

Bailas ahora,
beoda, lúdica;
y se derraman lágrimas
hirvientes
por lo que no viví.

Supe de tus besos ajenos
en hórridas confesiones
que, como adicto,
quise consumir y vivir;
supe de tu sexo con otros,
sin quitar
el espejo cruel,
fisgón lascivo de tus cópulas;
sin borrar un ápice
de lo que hizo a tu corazón, antaño,
enloquecer.

Te he visto hoy
desde la virtualidad.
No eres tú,
pero todo me recuerda a ti.
Amo tu época,
tu tiempo que no compartí.

Y cuando acuerdo
que pudimos
estar cerca
aquella tarde
en que todo para mí
era sufrir...

cuando acuerdo
que quizás
yo sufría
para que tú seas feliz...

me gratifico dolorosamente;
me auto infrinjo este flagelo
que quisiera acercar
al más perverso morir,
para que sean
el dolor de mis fístulas
el regreso de tus besos y caricias,
tus lujurias y tus clímax;
que, equivocadamente,
nunca fueron para mí.

lunes, 25 de octubre de 2010

El Corralito

En plena efervescencia
de hormonas e inestabilidad
llega a vivir a casa
una tía política,
divorciada;
melificada y ancha,
maternal.
Y viéndola sola
y viéndome solo
el amor se dará entre horas
de lectura y de tertulia
tratando de asentar mi virilidad.
Y todo estará bien,
somos dos almas modernas
con sed de amar y libertad.

Y luego de tanta ayuda
y tantos besos;
luego de tantos celos
porque la besen otros labios
u que otros sexos
posean
lo que yo tengo;

llega una prima dadivosa
a desencantarme de mi esposa,
(mi tía política, ya famosa);
y, aunque esto es un tanto extraño,
¡también vive en casa!
y el amor nace en el mismo hogar
¡conyugal! ¡familiar!
¡vaya desbarajuste brillante!
¡otra casualidad!

Asumo ufano
e inconsciente
que soy gallito de corral
y que todo estará bien
mientras no haya leyes que contrariar
y si, al unísono con todos,
tendemos un sacramento de mutis
a esta moderna liberalidad.

Y aunque bajo el propio techo
chispean hirientes
mil destellos de celos
en los ojos fieros
y bellos
de mis dos gratas concubinas,
eso no me impide andar,
y cumplir,
a diestra y siniestra,
el colmo total de mis sueños;
aquí y allá,
sexo barato y del bueno
¡con gran dispendio!

Y cuando mi prima-esposa,
cansada de mi ergo
"no pierda el tiempo"
con mi querido amigo y rival
¡me enfadaré!;
pues ¡qué…!

¡sólo yo
debo ser gallito de este corral...!

No es un delito obedecer instintos
cuando ello no está penado en escrito;
salvo que ahora
también ostento
un título poco honroso,
exhibir como mujer
a la que tuvo en su haber
a dos nobel...¡a la vez!

lunes, 4 de octubre de 2010

Últimamente

Últimamente
la paz,
las alas de la libélula;
la mañana de estaño
vacía
y austral...

Los mares
en triste tropel
envían
los torvos lomos
de su agua en cristal;
sus designios
a las playas
del humano ser.
Los anfibios sufrimientos
del corazón,
colosales,
vienen en tropel.


Húbose levantado
y queriendo ser amado
echó mano
al derecho
que no existe;
ni antes,
ni después;
sino a partir del beso
y la mirada,
del amor
por el amor,
aquel
que cuando empieza...
acaba!

Y después,
cuando
todo hubo acabado,
salir
a la enorme claridad
de la vida
rodeado
de recuerdos idos;

ir por aceras y avenidas,
ir...!
entre autos,
gentes y ciclistas;
ir, ir, ir...!


No querer ser
lo que siempre
se ha sido
y rehusarse a ser,
lo que se es
ineludiblemente
por mandato avieso
del destino;
y andar a la mala,
rumiando
un dolor austero,
que no quita
ni aumenta;
pero que se ve
desde lejos...!


Últimamente
la paz,
las ondas tristes
de las aguas tranquilas
de una muerte,
se avienen a besar
mi orilla
con suave
suavidad;
miro y miro
el vacío
de las cosas,
el bullicio de las gentes...
es mejor olvidar...

lunes, 20 de septiembre de 2010

Black bird

Luego,
después de la balacera,
el cielo continúa exacto;
pero unos ojos abiertos
no dejan de contemplarlo...

Entre el estupor y lo acontecido
descendió un pájaro negro
de ligero vuelo;
tijereteando recortó su silueta
entre los escombros y el celeste cielo.
Y se posó sobre la certeza
de que todo está destruido
o muerto.

Entre la humareda y el terror
llegó el satinado enlutado.
Nadie lo vio.
Con rápidos aleteos
su pupila infernal dilató,
lo auscultaba todo:
el correr presuroso entre sollozos,
las vísceras humeantes
y ése olor a sangre contrastante
con las ruinas de la ciudad;
el llanto abandonado a la fatalidad
del cielo siempre sordo
y claro.

¡Lo fatal es sólo de los humanos!

Cuando la desesperación cundía
y el correr inmediato
se hacía necesario;
¡la hemorragia!
¡los abrazos en los brazos!
y agónicos los balbuceos
que en su camino
¡no llegarían a ser beso amado!

Él se alejó volando
dejando en el desconcierto
caos,
un dolor inmenso
y un fuerte olor a quemado.

Ya en lo alto
planea el ave su malagüero vuelo,
revira;
y sobre un muro antiguo y gigantesco
se lamenta.

Encumbra su silueta negra,
su pupila vivaz destella al sol
de luz se incendia,
y al mirar sin tribulación...
¡como que de algo se acuerda...!
y se lanza sideral a los abismos
y se aleja.

El cielo está despejado...
¡verlo desaparecer en el celeste!
¡entre tanta tierra, tanto sol
y tanto desamparo...!

Después de la balacera
el cielo continúa intacto,
y unos ojos desde el pavimento
no cesan de contemplarlo...!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Palestina, yo me adhiero

¿Para esto, a través de la ONU,
le dimos un país?

La injusticia se repite
como en todo en la historia:
¡a nivel superior!
Ya no es el muro de Berlín
ahora es algo mucho peor...!
723 kilómetros infranqueables
de prisión...!

Las víctimas de antaño
se convirtieron en victimarios,
y no escatiman modernidad
para oprimir y masacrar
a sus propios hermanos.
El dinero lo puede todo
y si, antes, una resolución
les dio un suelo patrio;
ahora, ante sendas resoluciones
“ordenando” se retiren
¡a ninguna hacen caso!

Una niña casta
se incluye al gentío
y estalla y se inmola;
y tras el horror:
la muerte ensangrentada,
vidas agónicas que se escapan
y entre el humo y la confusión;
la prensa y televisión
que no nos dice el por qué
de la razón.

Cincuenta años de latrocinio
nos parece que está bien.
Y cuando un ser humano
se hace estallar entre la muchedumbre
pensamos en el acto de terror;
no en el abuso diario
en los campos refugiados;
sin trabajo ni educación,
sin hogares y hacinados;
recortados en su suelo patrio
por los hermanos que un día,
cuando no tenían tierra,
sabían convivir en paz.

Con sus armas y opulencia
se juntan hacia un lado
buscando más riquezas
para plantar sus banderas;
y nosotros a sus masacres y sus guerras
¡sólo tenemos silencios sinvergüenzas!
o más ayuda al nazismo.

Oiga usted, si no va a ser justo
¡por lo menos no se meta!

Y estalla otro ser humano
sembrando enloquecido el terror
y lo calificamos de barbarie
¿y las ocupaciones de los yunaites...?
las murmuramos a media voz;
y por tanta desinformación
¡en verdad creemos que Israel
quiere liberar a su patria!
¿de qué?
¡si siempre vivieron en diáspora!

Predicamos sobre la paz y el amor
y a pesar que somos el mundo
nos quedamos sin voz, mudos,
nuestros mandatarios genuflexos
visando con nuestro silencio
la extinción del pueblo palestino.

Oh ¿y si se diera
que una junta vecinal de nuestro barrio
autorizara a alguien
a adueñarse y vivir
en algún lado de nuestra casa?
y que, al querer echarlo,
y no sólo nos venza con su poder,
sino que se adueñe usurpando,
poco a poco, ¡toda nuestra casa!

Y nos impida transitar
de cuarto a cuarto,
y nos racione los horarios
¡hasta para el baño y el trabajo!
¿qué haríamos entonces?
(no se oyen las respuestas
que siempre nos hermanan)

Y sí,
Jesús fue judío
y fue muerto por sus paisanos
y condenado para siempre al olvido
¿la causa?
predicar la paz y el amor, la igualdad;
y no ser un guerrero ni libertador,
sino un manso de corazón.

“ - Señor, ¿qué debo hacer
para tener vida eterna?
- ve y vende todo lo que tienes
y reparte tu dinero entre los pobres.
Entonces, el hombre, se fue muy triste.
- Es más fácil que una soga
pase por el ojo de una aguja
que un rico entre al reino de los cielos”

Y no importa si Jesús es ficción o cierto,
importa que todo lo escrito
asienta y aviva sentimientos
de paz, igualdad y de amor.

lunes, 9 de agosto de 2010

El diablo en su corazón

“Minúsculo”,
mi perrito
de 10 centímetros de alto,
sale a la calle
y al toparse con el sol del parque
descubre en el césped fulgurante,
una paloma torda, picotear...

¡Y hacia ella va...!
hincando las manitas,
queriéndola asustar;

ella lo mira con desdén
y alza el vuelo
entre las risas de todos del lugar;
y al verla ya alta,
volar libre en el azul,
siento que algo me ata a la tierra,
algo como una triste piedra
amarrada al corazón,
hundiéndome sin remedio
en este bello mar de amor.

Recuerdo nuestra conversación
y cuando al pellizcar mi brazo,
cogí tu mano
besándola despacio,
dijiste - ¡qué lindo...! -
con ojos llenos de ilusión...

Otro día entrelazando
la longitud larga de tus dedos
dije que te quería;
y tú,
ebria de un cocktail de estrellas
acordaste - ¡yo también...! -
con voz queda.


Hoy he visto en tu “face”
que con otros te retratas
en raras fiestas
de drogas y alcohol
¡Oh saltan
hecha añicos
acerbas astillas
del límpido diamante de mi amor...!


“Minúsculo”
aún corretea
y al ver todo tan hermoso,
¡tan hermoso aquí en la tierra...!;
siento,
a pesar de la tristeza,
la presencia buena de Dios.

¡Dije que te amaba...!
para ti fueron
los sentimientos
buenos del corazón;
pero prefieres
a otros tipos:
con dinero;
altos, apuestos;
más de uno con novia o esposa,
cuando yo te quiero
con el corazón...!

Ya es tiempo de volver,
y aunque
con lindas gracias
"Minúsculo"
pinte sonrisas,
al triste andar de mi aflicción;
está tarde invernal
de sol, de césped ¡y hermosa!
tengo en el alma
como creciendo
una rama espinosa:

esperar un día tangencial a tu sonrisa,
que transforme la rama hostil,
de tu boca a mi boca,
en tímido beso...o en rosa!
porque,
aunque el diablo esté en tu corazón,
tú sigues siendo un ángel
para mí...!

lunes, 19 de julio de 2010

Fábulas del verde bosque

Un olor a ternura se desata
cuando oigo esta canción...
Una mañana se arrebuja
entre el hoy
y lo que mira el corazón.

En el claroscuro
se repiten los sonidos.
Todos en sigilo.
Su mamá que prepara el desayuno
y el cálido biberón de Michelle
que gotea en el dorso de su mano,
para ver si está tibio,
para ver si de dulce...está bien.

Un concierto de tazas y cucharas
se escucha desde aquí;
el agua que discurre
en la clara frialdad de la mañana,
y yo que me alisto para el trabajo
mientras los veo dormir.

Son pequeños,
sonrosados
y a espaldas de mamá
enciendo la tele;
y con voz queda,
que nadie pueda oír,
les digo traviesamente:

- Jordan, Michelle...¡¡dibujos!!

Y con ojitos pegoteados
despiertan curiosos,
de ropita holgados;
desperezando
el mundo de los sueños
a este de ilusión
y horizontes porvenir.

Tú te quedas en la tibia cama
junto a tu hermana,
festejando y comentando
a trompicones,
las lindas fábulas animadas;
yo me voy al trabajo, confiando,
feliz;
y al volver,
equivoco el camino
y llego a este tiempo marchito,
a este triste devenir...

En la bruma de mi hoy
tú, pequeño hijito,
ya no estas;
Michelle creció
y en la nostalgia que revive
esta canción,
tu mamá,
se ha ido para siempre
sin voltear.

lunes, 5 de julio de 2010

Recuerdos del futuro

Habrá un día querida Carla
en que ya no vivirás en tu casa
y yo me habré ido de aquí
para no verte jamás.

Habrá un día
en que llegarás como una tarde de sol
a visitarla,
iluminando con tu sonrisa
cada esquina,
cada cosa
del amado terruño familiar.

Las rejas que quedaron pintadas
te mirarán desde el ayer
nostálgicas;
los peldaños
al sentir tus pasos de regreso
sonreirán,
entonces...(¡oh casualidad!)
descubrirás un station blanco
en la puerta
y te verás atravesando el dintel
presurosa
yendo a endulzar mi alma,
¡mi sonrisa de verte...!
y a hacer realidad la promesa de vernos
¡siempre!
al final de la jornada asaz...!

Felicidad.
La noche se hizo tibia
y en lo hondo del crespón
ruborizadas luces cuchichearon risueñas,
charlas de cierzos, luceros y estrellas,
lo que parecía un lindo cuento de amor
o de novela.

Habrá un día querida Carla,
en que no habrá nada más preciado
que estos hondos sentimientos
que tu alba rebeldía siembra
en la férrea fe de mi tardo corazón;
no habrá mejor café
que el recuerdo amado
de tus llamadas severas de atención;
segando a tiempo
la enramada creciente de mis ansias
y poniendo diques
a la marejada tumultuosa
de mi amor...

¡Oh el temporal que se amaina
con una sola de tus palabras!
para que después te rías ufana
contando sobre
una “pacharaca”
y cómo, ésta, a su maridito,
manda.

No habrá recuerdo más tierno
que la expresión de tu carita
oyendo a quemarropa
una noche de tertulia:
“...pero Carla, yo te quiero...”
y herida así, de muerte,
los besos que no vinieron,
y la dicha inmensa
que mis versos
no consiguieron.

Habrá un día
en que un vértigo
nos volverá a juntar en el recuerdo
y podré abrazarte
loco de alegría;
y beber de tu boca directamente
tus mieles, tus fragancias;
tu poesía que necesito urgentemente
día a día
y que no me asfixia, ni me mata;
entonces alguien dirá:
“Carla, ¿en qué piensas...? "
y despertando a un tiempo baldío
lleno de otras caras,
en la despedida veda responderás:
“...en nada...”.

Todo se habrá ido ya.

lunes, 21 de junio de 2010

Ipsismo

Con alas abiertas
acaricio al vástago del querer...

Liberado en mi mano
toma cuerpo
y se enhiesta;
y en el brillo ígneo
de su cutis de guindón,
te sueño descubriendo tras la prenda,
lo oblongo que es,
su cilíndrica corteza.

Lo acercas a tu rostro
cerrando los ojos como entrega,
por sentir su cálida energía,
el olor salvaje de su rigidez
¡cómo te quema!

Soñándote así
toma ya fuerza;
y se arma a lo largo
de su longitud transversa,
corpóreo otea a los vacíos
por encontrarte
y darte su amor,
que es, para lo que lo hizo Dios
en resumidas cuentas.

¡Estas tan lejos...!

y se ha llenado de polen seminal
mi barbecho;
y lo acaricio,
y lo aprieto;
cerrando los ojos siento
cual lo adentras en tu boca...
¡Está mojada y ansiosa!

y al empujar con amor mis compañones
siento mi querer tocar
tu magenta cielo,
tu húmeda cavidad,
alojando mi intimidad en celo
libando mi dolor de amor
desde su mismo centro...!

Ah la tristeza inunda todas las cosas
¡Estás tan lejos...!

Yo subo y bajo sin remedio
por la melancolía a tus recuerdos.
Y de pronto, acariciándolo fuerte,
incide en mi frente
deslumbrante destello:
tú sonriéndome colorada
con dichosa avidez y saña;
abriendo bien las cortinas de tu enramada;
para que libe de tu quebrada y flor
la única miel que me sacia!

¡Ah tu carita sonriendo
y adentrando en lo prohibido
mi lingual ansia...!
y yo enloquecido y salvaje
apuntando asestarte toda mi lanza...!

¡Oh el denso elixir
que de la hondura de tu breña
rebosaba como chantilly o espuma blanca!

¡Yo quiero escuchar entre resuellos
tu gemir!
¡Oír otra vez cuánto me amas...!

Si estuvieras aquí...
untarías tu boca y tus mejillas
con la dulce melaza que me rebalsa...

¡Ay, la blandura asaz de tu cuerpo
que me urge ahora como sabe,
empuñando y forcejeando rogativa
arrancármelo entero de su base...!

¡Rásgame de la piel este dolor,
que florezcan copos de nieve
en las dunas tersas de tu cuerpo!
Rebalsarme en tu herida quiero,
inundar con la pureza del alma
el hondo surco de tu amor...!

Ay te quejas
pidiendo a Dios,
te ayude a domeñar
lo que atrapado tienes
en tu ilusión;
y se resbalan y se engastan
mis dedos enajenados de tanto quiero
en tus hoyuelos almibarados
y locos de placer sin freno...!

¿Dónde estás ahora
que echo a la nada a borbotones
la locura espesa de mi querer?

Oh recorro en mi estadía,
una y otra vez ¡como un loco!
mi percha en alto y varicosa;
y sueño con delirio
amamantarme de ti
¡nada me sacia!
adentrarme caliente
en tu musgo sublime de mujer
y rehacer contigo la vida y el amor
una y otra vez...!

¡Ah el charco de luna
en que ha estallado lo bronco de mi querer...!
¡Ah mirarme en tus ojos
mordiendo tus labios y tus senos
que ajas en divino ajetreo
cuando adviertes que me faltan bocas
para poderte morder...!

Tu recuerdo feliz se repite
en mi ya, lento vaivén;
hasta que vuelvas...
hasta que vengas...
porque amar, para mí,
es serte fiel...!

lunes, 7 de junio de 2010

Ser peruano en el Perú: El Héroe

El héroe se aproxima a la hora excelsa.
Del horizonte azul a la ventana clara;
enmudecidos cierzos llegan.
Besánle la frente, la cara.
Azorados y trémolos llegan,
de todos los confines de la Patria.

Han de ser su aliento
en esta hora tan extraña.
Espetarán sus hombros;
y tocarán en sus sienes blancas
sus últimos pensamientos:

La nostalgia de su adorada
que inmóvil vela en el poniente;
“¿Que será de ti amada esposa?.
Tú que me acompañaste con amor y santidad.
¿Que será de nuestros hijos,
que no podré ver ni sentir
en el hogar común?”
Y adentrado en el pecho,
la angustia filial por el hijo acantonado en Tacna,
punza fuerte,
ya sin lágrimas.
El invasor al fin acude
a cumplir
la amenaza tácita.

El Prado felón
ha huido con las joyas,
llevándose para su posteridad las arcas;
Piérola taimado
desde su asilo al sur
por tercera vez ataca
y se hace al fin del poder;
y desorganiza fuerzas,
y desoye a entendidos...!
Maldecido por la historia
desde adentro la socava;
con letal y aleve golpe
arremete a la Patria víctima,
siniestrada.

¿Sabrá el héroe
que el megalómano traidor
abandonará a su hijo y a Montero,
y a todos los peruanos heroicos de Tacna?

Le ha escrito una carta:
“Querido Enrique...”
Le ha enviado unas botas;
con Ugarte, también una plata
y le ha dicho entre otras cosas
que la impaciencia de gloria lo mata.

En tanto el villano por antonomasia
Nicolás Fernández Villena,
o simplemente "Piérola",
cambia sucesivamente
el mando del ejército sur:
Encarcela a Recavarren,
destituye a Beingolea
y encumbra al mayor de todos los cobardes
(¡para no olvidar nunca!)
Segundo Leyva
al mando de cinco mil hombres.

¿Sabrá el héroe
que todo esta perdido?

Gigantesco como es él
manda minar las faldas
del que será su sacro altar,
pasa revista a los héroes,
dispone las baterías...Mas,
deserta en plena víspera
Agustín Belaúnde
y gracias a Iglesias
(quien trocará más tarde
dos millones de esterlinas
por Arica y Tarapacá)
escapa el ruin pierolista
con dos traidores más.

Luego,
sucede como hasta hoy,
libra de ser fusilado
el compadre infame
del inicuo dictador. Y escribe, luego,
muy suelto de huesos:
“En cuanto a mí, compadre, ya sabe Ud. que cuenta conmigo...
a fin de defender siempre a Ud. y su gobierno,
pues esa sola
es mi única consigna.” y fuga sin decir adiós.

La hora de la historia esta cerca.
Capturan a Elmore
antes héroe y hoy,
frente a la muerte,
sombrío y triste delator.
Aún se puede oírle en el silencio:
“en la caseta de la cruz roja
esta el percutor de las minas;
¡no me maten por favor...!”
Luego irá hasta el héroe
a decirle que todo es inútil,
y que vuelve al campamento enemigo...
(¡oh inmensa carcajada del destino!)
porque ha empeñado “su palabra”... ¡el muy ladino!.

Una sombra de ira sobrecoge al héroe
y no lo recibe.
Hidalgo como es
se apiada de su cobardía
y deja volver al traidor indemne;
mas se apresta,
y envía un último telegrama
todo henchido de nobleza:
“Apure Leyva.
Todavía es posible hacer
mayor estrago al enemigo victorioso.
Arica no se rinde
y resistirá hasta el último sacrificio”.

Leyva... aprensivo, pusilánime, mentiroso;
dilata cuanto puede
aquel camino;
y no llega,
y se acobarda;
cual Pacheco Céspedes también,
cubano que,
viendo la proeza sitiada,
no le hace llegar al héroe
la orden urgente de retirada.

Conocedor ya de su entorno
el héroe subraya,
a su Josefa querida, en una carta...
“Nunca reclames nada,
para que no crean que mi deber tiene precio...”

Y empiezan silenciosas las luces del holocausto.

Y en la hora de los minutos interminables,
tañen de la historia, las trágicas campanas.

Vacíos de tiempo y de distancia
todavía estallan mudos
los gritos seculares de los hombres que la Patria ama.
La greda se cubre de heroísmo.
Se inmolan los peruanos.
Cientos de cadáveres;
hasta que entra a caballo el enemigo
hundiendo sus patas en humeante sangre
¡hasta los nudillos...!

El héroe desesperado ¡muere...!
¡Muere aquí disparando a discreción!;
¡muere allá ahogado de traición!,
¡muere a todos lados
percutando enloquecido
la maldita delación de Elmore!

Ante un cataclismo de codicias y ambiciones
¡muere...!
entre asaltantes y fugitivos ¡muere...!
entre cobardes, traidores y desertores ¡muere...!
sepultado por la amnesia y el cinismo infame ¡muere...!

La gloria tiende ya sus manos.
En la última escena respira y ya siente,
cómo son insuficientes sus fuerzas
y el amor inmenso de sus hombres por la Patria nuestra...

¡VIVA EL PERÚ!


“...Dios va a decidir éste drama
en el que: los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder
tienen la misma responsabilidad.
Unos y otros han dictado con su incapacidad
la sentencia que nos aplicará el enemigo.”

Última carta viva de Bolognesi
para nosotros: su posteridad.

jueves, 27 de mayo de 2010

Cuando te fuiste

“Matar es fácil” dijiste
antes de irte;
cuando aún eras inmortal
y faltaban
3 días para la traqueotomía...
(¡aterradora...!)
sin anestesia;
y cuatro,
para el fin
de tu agonía lenta.

Después de haber vivido
la mitad
de lo que te tocó vivir
no pareces arrepentido;
salvo
por ése hueco
al final del cuello
y el grito horrible
de tu rictus
enmudecido y yerto.

Dijeron que al horadarte la piel
gritaste con todas tus fuerzas...
con la débil fuerza
que vi,
ya no tenías
ni para arrojar al tacho
un trozo estrujado de papel...!

y te retorciste inútilmente de dolor,
¡desesperado!;
y te retorciste
sin encontrar a nadie
cuando tu pupila buscó
en la ausencia blanca
¡en vano!
cuando el dolor, finalmente,
húbote encontrado...

Hoy tu cama
está vacía
y el frío del hospital
que mordía y helaba
tu piel blanquísima;
el frío,
que te hacía toser
con insistencia,
te busca ahora sin remedio
en la inmediatez fría del recinto;

te busca en las baldosas
y en todas las esquinas del silencio;
aullando va
mientras otro enfermo
espera con impaciencia
relojera de nervios,
la hora hórrida,
inexorable,
del encuentro.

El suero,
las sondas;
la mirada larga y tendida
hacia un punto de luz huérfano,
tratando de asir
en la mirada
cualquier cosa de la vida
y detener
su exactitud mortal,
los minutos que aún nos quedan,
antes que nadie venga
y descubra que todavía,
hecho una súplica,
estamos acá.

lunes, 17 de mayo de 2010

Fotografía

¡Hola . . .!
Qué bueno es encontrarte
de nuevo,
así, soñada;
inmóvil y
sin la necesidad
mortal de tus palabras.

Qué bueno sentirte así,
con tu sonrisa para siempre,
luminando
la mueca alegre de verte
que pinta mi cara
cuando mis ojos te ven.

Verte otra vez,
siempre es un sueño;
como se siente al sol
con su amada luminosidad
dándonos una tarde cualquiera
en las pestañas.
¿Cómo logras sin esfuerzo
estar, como puedas,
de lo más bien?

Monótonas olas
de mi turbio mar
llegaban...

Llegaban luengas
a abrazar
la patina pétrea de tus arrecifes;
estallaba el sol
en mil sopores y rocíos
y hoy sólo eres un recuerdo
del viento
en mi alta mar...

¡Qué bueno es encontrarte!
esta vez no hay nada que temer
porque en los recuerdos,
a diferencia de los sueños,
ya no hay nada que temer.

Sonríes
y eres mía
como yo quiero
el tiempo que lo desee
y nos echamos a reír de esto;
y hablamos de política
y de nuestras últimas lecturas.
Luego me marcho
y tú te quedas con tu amabilidad
fotografiada de siempre;
con tu sonrisa gentil
para siempre,
hasta siempre,
hasta cuando vuelva verte.
Yo sin irme
me he ido de ti
¡para siempre...!


lunes, 3 de mayo de 2010

Tardanza

Hola ma’
ha pasado el tiempo;
y el hijo que solías querer muchísimo,
con tu oblicua forma de ser,
está aquí, otra vez,
esperando en la desesperanza
que llegues,
porque ya es tarde...
ya es tarde para todo ma’.

Aquellos días eran atroces
¿recuerdas?
Soledad inmensa.
Andar entre las tristes dentelladas
del hambre y la pobreza
para ser alguien
en la mañana incierta,
sin mentir,
sin flojear;
“sin tocar de nadie
ni un alfiler...!”.

Yo esperaba a que vinieras
el fin de semana,
al alba,
como siempre;
y después de escribir mucho
sobre el amor que nunca supe,
llegabas pálida de haber creado
la mañana, tú sola,
para todas mis mañanas
y me traías un café.

Luego, yo me dormía.
Sin hablarte.
Tranquilo.
Soñando con que jamás te irías.

...

Esta noche mustia
está aquí,
otra vez,
tu hijo mal hadado;
esperando en la noche eterna
a que amanezca,
a que vuelvas...
porque ya es tarde...
ya es tarde para todo ma’.

lunes, 26 de abril de 2010

Canción de Hogar

“¿Y... cómo lo haríamos?”

Despertar a prisa una mañana
al filo de la alarma del reloj.
Antes que saltes de la cama
hacia la ducha...¡robarte un beso!
y por ir ganando tiempo,
saco de la refri nuestros cafés;

caliento el tuyo en el microondas;
reviso el carro: 
el agua, el aceite...
¡todo está bien!

Observo al volver
(¡oh preciosa!)
cual te desnudas ante mis ojos
siempre ávidos de mujer;

tu turbante de felpa
en la cabeza;
y la bata que al caer
deja temblorosos
los frutos de tu cuerpo
cubiertos de rocíos
que saltan luminosos hacia mi asombro.
Botones de carne apretados
donde amamanto apasionado
esta enorme sensación de hombre
que nunca sacio.

Fascinado y completamente callado,
caigo en caída libre
hacia el mullido lugar de tu encanto;
tu enramada humedecida
que simula olorosa y hendida
un oasis nocturno,
que tu cuerpo cubre y sigila;
secreto de Dios
en tu piel hecha luz;
que albora cuentos de amor
ante mis pupilas extasiadas.

En la íntima ternura
de recuerdos frescos de la alcoba
te vistes para la oficina.
Magnetizado
me acerco a ti,
¡oh, repetir la dulce embriaguez,
que anoche, nos produjera
el amar
y luego dormir...¡tan bien!

Me apartas sin hacerlo,
siguiendo con tus cosas.
Yo beso tu espalda, tus hombros
interrumpido por tu blusa;
llevo mis besos a tu pecho,
tus senos mientras te abotonas,

bajo a tu vientre despacio
con los ojos cerrados,
se interpone tu falda
mientras quitas de tus caderas
mi loco abrazo.

Me meto a la ducha
de ti todo embriagado
y salgo sonriente a mostrarte
mi recia virilidad en todo lo alto
que a pesar del frío...

- ¡¡Mira cómo está...!! –

te miro con traviesa complicidad;
y tú mirándome fijo, sonriente;
me acercas tu rostro
y entornando los ojos me gritas:

- ¡¡¿Es que no te cansas?!! -

¡Ah, dejarte con una sonrisa
toda el alma en la boca...!
oh amor, mi amor,
¡qué dichosas son las horas,
que a tu lado, mi vida pasa...!

Luego me vestiré
mientras comes tus tostadas;
acordaremos lo que haremos
y al llegar a tu trabajo
nos despediremos un instante
con un beso apurado.

- Chau amor...

y al ver que te alejas
desesperado,
prorrumpiré en voz alta...

- ¡Me llamas...!

Cerrándose la puerta tras de ti
me iré tranquilo de ver
que entrando asientes con la cabeza.
Oh amor, amada; dulce bien.

En la noche al recogerte,
nos iremos por ahí
contándonos la jornada;
compraremos alguna cosa para la casa;
cenando mientras charlamos
de los gastos, de las cosas;
del bebe por venir
y de la cosa linda que viste
para la cuna
o para que se vea bien;
yo simplemente enamorado
escuchando,
escuchándote
¡no pararé de sonreír...!

Pronto nos iremos a casa
dejando en el aire esa esencia
que las parejas al mundo regalan
cuando se quieren bien;

comentarás las últimas noticias
te daré mi opinión
(siempre contraria);
y al ponerte la pijama,
te atacarán en jauría mis besos,
a los que corresponderás poco a poco,
con calma;
mientras sigue inútil en su perorata
el viejo televisor.

Revolcándonos efusivos como dos niños,
entre abrazos y besos,
en la cama,
descubriremos el amor
cual la primera vez
entre olorosas sábanas.

¡Oh Dios! ver cómo tu carita
dulcísima
se torna aprenhensiva, apasionada;
y cómo tu delicadeza mimada
va y combate con bríos
¡hermosa!
mi fortaleza bizarra;

¡Oh tu amor con mi amor,
bebiendo efluvios, alientos!;
luchando con hambre
cuerpo a cuerpo
con abrazos y con besos;
con caricias y te quieros
dichos sólo a ti,
sólo a mí,
en íntimo secreto.

¡Oh aplacar mi sensación quiero!
¡oh repetirte tantas veces
como las que negaste tu corazón a mi sueño...!

- ¡Oh mi amor cómo has llegado...!
- sí amor,...qué linda eres, dulce bien...!

Y abrazándote
y abrazándome
ir apagando de a poco las luces...
del dormitorio,
de nuestros ojos;
para que nuestras almas
en el sueño
se amen
también.

- ¡Hasta mañana amor...!
- hasta mañnnnzzz...

lunes, 12 de abril de 2010

Verdadero

Primero fue el sol,
benéfico,
dejándose caer
sobre los párpados cerrados...

Primero fue la luz
desintegrando su espectro
en los océanos,
reflejando su azul
en los espacios,
en la vastedad eterna de los cielos.

Primero fue el correr
de los átomos de luz
descubriendo reír a los vientos...!

arreboles de paz
emigrando hacia los hielos
de polo a polo,
en la atmósfera,
el firmamento;
tú podrías verlos, si quisieras.

Primero fue el sol
no lo olvides;
y seguidamente
el amor en el planeta
que todos queremos.

¿A qué haces protestando
por algo que no te compete?
¿Qué es lo que quieres?

¡Extraviada transeúnte!
Te subes a un autobús
que va
hacia no sabes dónde;
y luego te bajas,
y subes a otro,
y a otro más
sin hallar el que te corresponde;
porque, en realidad,
no has descubierto quién eres,
ni a dónde vas;
ni quién será tu amor,
tu norte.

Por eso,
primero fue el sol
fecundando la tierra
y dándole a ella
sus humores en estaciones;
germen verde en primavera,
flores mojadas
en fragantes olores;
riachuelos borboteando...
plata y cristal,
cantar de agua entre las piedras,
¡cantar...!

Perfume pasional:
verano;
cuando el surco se ennoblece
y aroma néctares
al vaho caluroso de las horas;
y así concibe la vida
y pasa el otoño en la tierra,
media estación,
cierzo apacible,
hojas secas correteando por la acera...

¿Hay algo más tierno que el invierno?
Donde,
son más necesarios los abrazos y los besos;
las charlas de amor
en el hogar, junto al fuego.

Cuando quieras hablarme
recuerda
que primero fue el amor,
como un sol;
no el mancebo apuesto
que busca un recipiente humano
donde depositar su adiós.

Enfatizo:
primero fue el amor,
como un sol;
reanimando en sus efluvios
el dulce juego
en que se combinan
el amor y la pasión,
el "te quiero" con los besos;
el corazón con la idea,
la fe del alma en el planeta;
creando hacia el futuro,
dulces sueños en el cerebro
para que nada perezca.

Primero fue el sol,
incendio de luz en el alma;
soplo de amor,
eterno fuego;
primero fue el sol,
sol de amor,
no lo olvides;
cuando oigas por enésima vez
un te quiero,
recuerda QUÉ ES LO PRIMERO;
lo que queda en el alma,
lo imperecedero.

Luego sabrás
del hogar
y unos niños pequeños
que, con sus alegrías,
te quitarán el sueño;
y en tus mayores soledades,
te pintarán una sonrisa desde el recuerdo;

porque, es lo imperecedero:
EL AMOR;
por lo que estás aquí,
por lo que alguna vez
te detienes a contemplar el cielo;
y por lo que, alguna vez,
tu corazón, para tanta vida,
para tanto mundo,
para tanto tonto sueño,
se sintió muy...muy pequeño.

Primero fue el amor
amaneciendo en el alma;
iluminado humilde
de la gentileza del sol,
de la vida;
del “tal vez...¡sí me quiera!”
fragante esperanza de felicidad
verde oliva, siempre,
en el planeta...

Primero fue el sol,
¡el sol!
el amor,
lo verdadero.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Carla








Bajo ese árbol,
justo en esa banca,
donde no estoy,
te espero.

El reloj por nosotros
no se detendrá
y si acaso esta mañana
de frío transitar
en claros minutos te trae
una canción nostálgica,
una brisa gris, al pasar;
tal vez quieras ir
a ese banco solitario
donde mi espera
se hizo transparente
de tanto esperar verte.

Avidez ocular
nadando contra corriente;
contra el aluvional torrente
de días y semanas
de no verte...

Llegará el otoño
y el invierno septentrional;
y deshojando cada uno de tus versos
me diré entusiasmado:
“¡oh Dios, sí me quiere...!”
y otro año vesperal
en sigilo pasará.

Hice un ramo
con cada endecasílabo tuyo,
con cada metáfora;
y te absolví tiernamente
por cada falta ortográfica;
y he vuelto,
querida Carla,
ido para siempre
a esperarte en el banco ahíto
de fantasmales sueños,
cual la Penélope ilusa
de Serrat.

Bajo tu árbol,
lluvia de geranios deshojados;
volví a esperarte atesorando
cuánto me querrás.

A veces apresto
que todo está en silencio
y huelo más allá
del rocío de tus versos
la estela orate que te has ido,
que nunca más vendrás...

y tengo miedo;
entonces fuerzo trémulo
una sonrisa
y me digo a punto de llorar
“no es nada...
es sólo un sueño...
sólo eso y nada más...”

El reloj sigue su curso
pero no dice
cuánto tiempo ha pasado;
sólo repite a cada instante
que espere;
que estoy a punto de lograr
el dulce anhelo,
aquella,
nuestra sorpresa felice;

entonces me levanto
y paseo otra vez por tus jardines;
me embriago sentimental
de lo que será ver
tus ojos de cerca
y tu aliento rodeándome
con ternura maternal,
beso a beso;
la cascada seda de tus cabellos
posándose escurridiza entre mis dedos
¡Oh Dios! ¿Qué dirás...?

Murmullo de hojarasca,
azul nocturnidad;
amor que se repite en la vida
a partir y más allá
de Tian’anmen y Jean Palach.

¡Oh Carla, no mires que me he ido
piensa cuánto te querré,
cuánto te puedo esperar...!




lunes, 22 de marzo de 2010

Carromato

El hombre
se va tras su barril,
tras el rodar desbarrancado
de su carromato;
el pobre hombre
de la basura
tras
su ruido
váse,
hacia
un recuerdo
ya olvidado.
Es mejor
olvidar...

Es ceniza
la inmensa soledad
de las tempranas horas;
tristísima
la visión de las calles
medio muertas y vacías;
muertas
de recuerdos
y muertas
de personas
idas.

Su conversar
viene hasta nosotros
bullicioso,
ininteligible;
su reír
alegre
gira
en nuestras sienes
en carrusel lento
de tristezas.

Borroso,
llueve;
llueve copiosamente
en el alma
cuando
de pronto
hemos comprendido
todo:
Lo dificilísimo
que es
simplemente
amar...

Pero el camino
se hace largo,
se extiende
interminable.

Se va sin nosotros
pariendo
infinita cantidad
de bocacalles
y el cansancio
nos mata,
nos detiene
en un latido
la necesidad
de rehusarnos
a respirar
de la vida,
un minuto más...

El hombre
se va,
y a lo lejos,
presiento
que se ha olvidado
este trasto viejo:
el corazón
desangrándose
de alegrías y de fe;

se ha olvidado
de esta congoja
enorme
que anudada
entre la espera
y el alma,
no termina de pasar.

¿Por qué
se habrá olvidado
de hacer
su trabajo
en mí...?

¡Ah,
esta vida es
horrenda...!

lunes, 15 de marzo de 2010

Crápula

No existe el beso por sí sólo
a partir de la carne
si no hay tras de él
un corazón que ame.

Y luego nos preguntamos
¿por qué no nos quieren bien?
¿por qué esto y por qué lo otro?
cuando cosechamos sólo,
lo que somos
harto especialistas
en sembrar.

Las cosas que no me agradan
no las frecuento;
si sólo respeto la memoria de los muertos
¿a qué visitar los cementerios?
y por qué, a la necrosis
de un cuerpo yerto,
te abocas en zaherir y maltratar
si ESTA MUERTO
y ya no,
a tu insanía,
podrá de alguna forma contestar...

Y sí,
te daré un resumen explícito
que no conlleve mi opinión,
total,
yo no existo.
Mastica fuerte, mientras lo digo,
eructa;
desaparece tu horchata crema
sin licor.
Ah y no olvides:
abrevia el tiempo,
deglute,
“que sin tragos no hay amor.”

¿“...a expectativa de tus besos...?”
Sí,
dulces han de ser y también
colmar y explorar
todos tus “recovecos”,
montar tus maledicencias
en la nácar redonda
de tu grupa sin frenos;
mordiendo tus hombros
y palpando en el musgo ribereño
tu herida honda de mujer golosa,
devorándose todo mi miembro...!

Llevarme a la boca con los dedos
de tu flor,
ésa miel...
y cerrando los ojos
(¡oh Dios!)
untar mis dedos otra vez...!

Y frenesí oír,
tu sonata ansiada de gemidos;
de pronto...
un desencuentro,
un estallido de placer
y comprimiendo el cántaro de tu pan impío
te rebalso toda;
ya estoy en tu garganta querida “amiga”
y recuerda
mi nombre...NO es Cecilia.

Y sí,
imaginariamente,
no lo niego
¿acaso crees que para tus impulsos
también soy ciego?
yo te quiero y te deseo
y voy a estar copulándote
¡dos horas...!
en zafarrancho de jadeos y de besos;
Güernica de ojos y de manos,
embiste de puntos medios;
arando furioso
con mi chaquitaclla erecta
la acuarela fresca de tus versos.

El perejil,
ya esta florido querida “amiga”
y a mi nardo no hay cien años que lo detenga.
Bueno, sólo tu NO
(como siempre),
y venablos y anatemas.

Aspirando a grandes sorbos
tu fragancia de combate,
mordiendo cada una de tus presas,
haremos que en tu mata
ajada y fragante
azucenas de mi amor florezcan.

Diosa menor,
(según tú,
de muy pocas primaveras)
deja ya lo obsceno y la palabra artera,
crucifícate con besos
en el grueso madero de mi amor;
convaleciente de tu vida,
querida “amiga”,
déjame tomarte,
que para enamorarte
ya no se necesite
ningún licor.

lunes, 8 de marzo de 2010

Los Miserables

Siempre soy la sombra triste
de tu sonrisa más feliz.
Y del momento que recordarás
para siempre
soy, precisamente,
lo que nunca recordarás.

El momento transido
soy,
que sin ser ya
víspera
tampoco llega a ser,
con la luz de tu instante,
amada realidad.

Porque para que haya
tu momento de dicha
arbórea y radiante,
tiene que haber
la tierra,
húmeda de sollozos;
el silencio enmudecido
de caminos,
de partidas hondas
sin regresos.

Para que estalle
tu risa
en bengalas lindas de alegría,
tiene que haber
la mirada exangüe
en la oscuridad
ida al punto inalcanzable,
la sonrisa quebrada
en el repentino
”no puede ser”.

Porque hay los afortunados
corifeos de tu risa;
inadvertidos favoritos
de tus tactos y caricias;
aquellos que siempre
se hallan en tu punto más feliz,
donde inciden
destellantes,
de improviso,
a la amante luz
de tus miradas;

y habemos
los otros;
coleccionistas
de tu gestos y palabras,
mártires dolientes
de tus indiferencias
y, por desgracia,
taciturnos receptores
de tus distraídos olvidos;

habemos los otros,
jardineros absolutos
de la más pequeña simiente
que, ante mi ilusión de cuento,
algún día dejaste caer,
cerca de mí,
principessa de mis sueños;

porque así somos
pordioseros del amor;
muertos de hambre
que esperamos menesterosos,
cualquier cosa
que caiga de tu mesa
y que mitigue
en esta hora de fiesta,
nuestra hora miserable,
nuestra sed
o nuestra hambre
de ternura
y amor.

lunes, 1 de marzo de 2010

Amar las cosas

Amar las cosas
que ya no están.
La mañana
que has dejado.
Los ecos de tu risa.
El recuerdo
destellante de las cosas
que encendían vivamente
cada mirar de tus pupilas...

Los días se van
en exhausta caravana
por el desierto
de tu olvido;
sin nada qué mitigar
la sed,
salvo la fina brisa
de tus palabras,
cuando solías,
al ser humano,
dulcemente
querer...

Amar
así,
para no esperar nada;
¡oh el inmenso vacío
que nos deja
el no saber más
de tu amor!
el mundo
es demasiado grande...!
y además...
salir,
comer,
respirar...

Desnudos de tus caricias
nos iremos
a donde
no estás;
huérfanos
de tu interés,
de ésa manera dulce 
de hacernos creer
que nos amas;
nos iremos,
por un camino
del que
no sé cómo volver.

¡Ay el corazón
y sus manos
inútilmente ensangrentadas!
¡y no poder contener
nunca,
esta vil hemorragia del alma!

Y caminar
sumergido en tus palabras;
trabajar
recordando
nuestras
exequias,
nuestra miel quemada.

¡Qué poca cosa
somos
sin tu tierna
atención!

Y revisando
uno a uno
nuestros pasos,
descubrir forzado,
que aquí
estuve mal;
que no debí decirlo,
que debí callar
aquel inmenso dolor
que me estaba
socavando el alma
y que yo creí,
al confiartelo,
ibas,
inmediatamente,
a aliviar...

¡Oh, cruenta
sensación de darse cuenta
que la vida,
es un regalo de tu sonrisa...!
y que la luz
que colorea
las primaveras
son un regalo de tu sonrisa;
y el respirar constante
que nos condiciona,
responde directamente
a la sensación
de creer
que nos necesitas,
que nos quieres
para tu vida.

¿Por qué
el corazón
se descuelga de su cruz,
inútilmente...?
Sólo
para seguir penando
se quita de las sienes
su cilicio,
su dolor clavado;
sólo para seguir
en la desesperación
inmóvil
de seguir pensando,
se levanta de su lecho
llorando ensangrentado.

¡Oh, ese diario
esperar la paz...!
cuando sabemos
que la vida
se hace larga
por una
sola
persona
de la humanidad;

¡grosera
y torpe ridiculez...!
seguir muriendo
sin morir jamás
por alguien,
que nunca
nos ha de querer...!

¡Oh, padecer
mundial...!
que de tu boca
a mi boca
no hay más distancia
que el sicario
lúgubre del
no voy a volver jamás...!

Alguien
se hará responsable
de todo esto,
mientras tanto
sigamos comiendo,
trabajando;
dejando nuestra tristeza
por los rumbos
neutros
donde
ningún ser humano
ha pasado;

¡Oh, amar los días
que dejaste...!
el brillo ido de las cosas
que al desdén miraste;
¡amar el eco
craneano
de tu voz...!
la primavera muerta
de tu sonrisa
y en fin,
las cosas bellas de la vida
que yacen, para siempre, idas de ti
¡muertas!




lunes, 22 de febrero de 2010

First Time

La luna está encendida
en el cielo azul.
Ninguna estrella.
No duermo,
y a mi lado radia
el calor de sus caderas.
La redondez de su forma
llena mi pecho,
de sed
mi boca atiborra.

¡Oh el tibio calor
que absorbo en secreto
con la gran O de mi boca!

Y me acerco a tocarla despacio;
cerrando los ojos
aprieto mi mejilla
a su blanda posadera...
y al apretarla con ahínco
suave,
el sonrosado de su piel
decolora...

¡Y cómo huele!
a frutilla y panecillos;
ajonjolíes dorados,
torrados,
en el horno de los sueños
¡y cómo me acerco...!
y ya la toco
con dedos húmedos
de sigilosas aspiraciones.

Aspiro su perfume
en la noche azul.
Sólo se oye el resuello
del dormitar de los mayores.
Las figuras selenitas
que plasma en la oscuridad
la lascividad de la luna
esta vez
¡no me detendrán...!

Mis ojos brillan.
Palpo sus caderas
cubiertas con el edredón...
son redondas y hermosas;
las descubro poco a poco
hasta ver su prenda diminuta
que alumbra más que la luna,
mordida adorablemente
por su carne palpitante
en olas de quereres.

¡Y cómo amordaza...!
¡apenas puede!
la carne hermosa
se desborda
ofreciendo
prohibidos manjares
a mi secreta lujuria,
que encontró esta vez
amanecer de amaneceres.

Tsunami de amor extasiado
que se alza a devorar
su diminuto velero blanco,
que navega en el mar de la pasión
zozobrado;
en su mar de belleza
y holocausto.

Y cómo desborda hermosura su truza...
¡por todos sus costados...!

¡Otro sol!
¡Oh Dios,
siento el dulce de su olor
más cercano...!
y poso audaz y enloquecido
la sedienta turgencia
de mis labios...

¡Oh su imantada carne de mármol!
y con nerviosos dedos temblorosos
¡cojo el filo de su prenda!
y la bajo despacio...

¡Ay el temblor de su carne!
tan aprehensiva a mi tacto
¡y qué de rosas su piel sonrosada,
que se pega dulcemente a mis labios!
¡qué tersura la que descubre al fin
el mórbido tacto de mis manos...!
¡y cómo huele...!

Ya me acerco
y hundo mi boca,
mi nariz,
a beberme su fragancia toda...!
desde su bajo sur mismo,
¡su fuente!,
¡su hierba!,
¡su corola...!

¡Oh qué hermosa es la luna
cuando se tiene enfrente...!
y cuánto brilla su estrella solitaria
que radiante, inflorescente,
no alumbrará nunca Belenes.

Hundo mi cara en sus delicias,
la hierba baja en el oasis
de su duna
se chafa a mi lingual caricia,
¡crepita!
¡Ah me raspa!
de manera exquisita;
¡qué delicia!
el sabor salado
de sus mieles
y...¡la luna que se inquieta!
ante mi hondo temor...
¡¡se mueve...!! ¡¡se...arrebuja!!

pero sólo se acomoda...
y ensanchada
blandamente,
se hunde adorable
a abrazar mi aliento,
mis ojos exorbitados
de tanto encantamiento
y se engulle inmensa
¡la premura toda
de mi boca...!

¡Oh ya entiendo!
y a dos manos cojo
los enarcados bordes
y me hundo a saborear
goloso
la miel que ya barniza
su panal,
su tierna delicatessen...

¡Ay la luna mórbida
que a mi saborear responde
con aupar secreto!
¡Ay las aguas azules
en que se avivan todas las ansias!
y la luna que fulgura
en nocturnidad
como hostia pagana del desenfreno...!

¡Ya no puedo!
necesito encarnar su carne de mujer ¡ahora!
no se cómo ya
¡me apeo...!
y...¡¡ se voltea de pronto!!
¡el mundo gira!
el corazón da un vuelco...!

- ¿Qué estas haciendo?
- n-nada...
- ¡mi mamá se puede despertar...!
- un ratito...
- ¡NO...!
- ...

Tristeza, desencuentro.

- ¿Por qué tus ojos brillan...? ¿estas llorando...?
- ...
- ...¡¡sí!!
- ¡ya, está bien...! ¡pero rápido...!

¡Oh el silencio del misterio!
y el corazón
que sin saber amar
había encontrado una playa,
un mar de amor
en donde hundirse como un pez
en secreto;

y el olor de sus cabellos
que aspiré abrazado
a su grupa de mujer chúcara,
que corcoveaba y pugnaba
con amada fuerza
por ahondarse más
mi enhiesto pecado inconfesado
asombrado y párvulo.

¡Oh la luna sonreía!
cuidando que no llegue el alba,
hasta que el hechizo
se derramó en su umbría,
apretando puños de arenas
mórbidas y cálidas;
sintiéndola hermosa,
¡la más hermosa de las niñas!
embadurnada de miel toda,
¡y de sueños...!
¡y de caricias...!

lunes, 15 de febrero de 2010

La historia de Jeannie

La mañana despertó clara.
Fresca,
este verano de amor.

Tu llamada perdida
en la pantalla del celular
buscándome
en la celeste ausencia;
apareció
como antes,
cuando aguardaba atento
todo el día tu señal,

¡tu timbrada linda en mi celular...!

y a partir de allí
llamarte,
coordinar
nuestra cita diaria;
sin pensar que un día cercano
todo
podía terminar.

Siempre ir a cenar
saliendo del trabajo,
del instituto,
o a veces del gimnasio.
Y encontrarnos
como novios;
pero sin besos
y sin abrazos;
para tomar cada uno del otro
un poquito de los sueños,
de la falta de afecto;
y charlar,
y leer tus versos;
y pensar que son para mí;
en dulce secreto.

Radiaban luces de alegría
todo el rededor
cuando explicaba
qué es un balance;
un estado financiero;
y porque no desborde el corazón
su marejada de besos,
apretaba la emoción
cuando rozaba tu piel,
o sentía cerca a mí
el suave calor
de tu aliento.

¡Ah los tiernos momentos de la charla!
en que, se hacía de pronto
el silencio;
y presentíamos el vendaval feliz
de un desesperado te quiero.

Nunca supe qué pasó.
Me eliminaste del messenger,
también de tu facebook;
y empezaste a mentir
diciendo que no hacías...
¡lo que hacías muy bien
en secreto!

Yo me alejé.
Todos dicen que parezco
un dinosaurio de otro tiempo.

Y ahora tu llamada...

¿Recuerdas aquella vez?
falto poco para que te besara;
yo noté cómo tu mirar
se desviaba
hacia mi pantalón:
(su repentina abruptez)
y el ver que con ello
cedías
me dio ánimos, seguridad;
y aunque,
yo sólo buscaba tu amor
pensé :
¡qué maravilloso sería
quedarnos juntos para siempre,
como el sueño que tuvimos
contándonos
las vicisitudes del amor...!

Hundirme en tu corazón feliz,
de humilde caricia y légamo,
acuoso;
y mirarte de cerca,
muy de cerca a los ojos;
y besándote
y teniéndote,
hacer despacio
dentro de ti
con todo lo que tengo,
el dulce réquiem
de un “nosotros”.

Te abracé
besé tus brazos, tu piel...

¡¡pero nunca sé como seguir!!

y al llegar a tu casa
en mi último intento
me advertiste:

- ¿me vas a besar?
- Jeannie, te quiero...
- en la esquina está mi tío y mi tía...

Y tontamente...como soy,
desistí.

Las marcas
que dejaron tus uñas
en mi brazo
aquella vez
que discutimos
sin querer,
a veces las miro y me sonrío,
triste;
tratando de descubrir
en qué me equivoqué.

Ahora te he de llamar
y te voy a pedir
que cambies;
que quiero que seas
a partir de ahora
en adelante,
simplemente
mi novia,
lo que nunca fuimos antes:

Una pareja de enamorados
yendo hacia un futuro
con hogar, con hijos;
quiero que seas
mi mujer.

lunes, 8 de febrero de 2010

Impromptus

Los días que se fueron.
Ayer mismo
¡qué día para espléndido!

Tu reunión con los amigos se prolongó;
el alegría también
hasta altas horas de la noche;
vencido el sueño
y recibiendo las horas del alba
a cielo y carcajadas de manera procaz.
¡Qué estupendo!

Pero luego
volvieron todos a su quehacer;
pero luego despertar en casa
y volver a la rutina
para ganarte el pan;
y esperar otro fin de semana
en donde
no todos los que te alegran la vida
estarán.

Han pasado los años
(no es difícil de avizorar)
y ninguno se ha quedado.
Tienes otros amigos
y diversiones con más libertad;
sin restricciones,
ríes a toda voz
y festejas...
lo que haya que celebrar;

pero al final;
nuevamente
todos se han ido;
algunos incluso
ya no pueden asistir a tus piaras,
ya formaron su hogar.

Empero tu sigues buscando felicidad
en esos momentos;
tratando de hacerlos perdurar:
¡más de estas horas!
¡más de estos días!
siempre tan pocos,
siempre insuficientes;

pero al final,
todos se marchan
y nada sino recuerdos
se quedan contigo,
algunos vergonzantes
que no quisieras ni recordar;

y te dices:
¿es que ninguno de mis amigos
podré conservar conmigo?

La entrega que diste
beoda de alegrías y licor
no fue suficiente;
porque una vez que se fueron
los espejismos de la borrachera
y la necesidad mórbida
de tu acompañante sexual,
todos volvieron a darse cuenta
que todos los días
no son de embriaguez y lujuria;
e instintivamente,
tardíamente,
buscaron el amor,
ya no para un pasatiempo sexual,
sino para lo que es ley en la natura:
FORMAR UN HOGAR.

Mucho tiempo has perdido
buscando cual crápula
amigos libertinos y con ellos
promiscuidad.
Ahora deberás conformarte
con lo que encuentres,
y formar con él
un hogar perentorio
que, como la gran mayoría,
terminará en divorcio,
con niños que seguirán tus pasos
sin noción de unidad familiar.

Tendrás que conformarte
y hallar, si tienes suerte,
al hombre ideal;
todo en el poco tiempo
que ya te queda de fecundidad
que,
por si no te habías dado cuenta,
es la fuente y origen de todo:

del amor, de la búsqueda de pareja
y de los ritos y cortejos
que entre bailes y reuniones
te hacen acercarte delirante
a la felicidad;

es la razón por lo que no hay certámenes
de belleza para ancianos ni para viejas;
por lo que se le rinde culto
desmesurado a la juventud
desde el comienzo de los tiempos:
LA FECUNDIDAD.

¿Que a los hombres le gustan los senos?
sí, el por qué no lo saben
¿lo sabes tú?
te diré por qué:
porque aseguran alimento a la cría;
¿y las caderas y el derrier?
también,
aseguran con su anchura
las vidas de la madre
y el recién nacido
sin cesáreas en el parto,
sin riesgos que correr.

El dinero y el estatus
lo creó el capitalismo
para instrumento de la sociedad;
por lo tanto
no es heredable en los genes,
pero el amor y el sexo
es una ley que todos cumplimos
no por promiscuidad;
sino por perpetuar la especie,
¡todos los seres vivientes!
animales y plantas,
para que no desaparezcan
en la posteridad.

El hombre
es de los animales
el más débil,
hasta los doce años
se le debe cuidar,
por ello existe el vínculo del amor
que es
¡lo que une a la familia!
y ésta, es la base y cuna
de la sociedad.

Y cuando no hay amor
esto es lo que sucede:
lágrimas, engaños,
violencia, drogas,
promiscuidad.

Ahora ya sabes por qué
te sientes sola
cuando halles el amor
terminará la soledad;
y es muy fácil hallarlo
sólo haz caso a las dudas
que detienen tu corazón;
no te preocupes,
si él te ama
sabrá lograrlo
y tu cuento tendrá
un final feliz.

Bueno, ya es hora de irme;
y ojalá...
no te vayas a molestar!

lunes, 1 de febrero de 2010

La balada de Jorge Luis

Cuando el sueño llega,
a veces, es un negro sin fulgor.
Hay una sombra de calor que asoma
y yo sueño con un verano de sol.

¡Ah, el mar azul destella...!

La sonrisa de mis padres que radia
en medio del resol...
viene una brisa
que acaricia,
lo preciosa que es la vida,
este mágico instante
en el cual,
una gaviota flota
en el éter
con su vuelo blanco-gris!


¡La inmensidad celeste!
¡toda la dicha reunida
en un aquí...!


¡Oh, madre los quiero tanto...!
soy tan dichoso ahora,
que los veo reír
¡tan cerca de mí...!


Sé que hice cosas malas
pero desde hoy prometo
no los haré sufrir;
ya no quiero tenerlos lejos,
¡tan lejos...!
quiero que estén
siempre-siempre,
junto a mí...!


¡Soy tan feliz!
que casi no siento la insolación
que enrojece mis carnes
y la agrieta,
y me arde...


¡Ah, la sensación
de sentir la mano,
el beso de mi madre!
y mi padre que me abraza;
pero el sol quema,
quema mucho más aquí,
bajo este cielo
intensamente azul...


¡Las olas...!
su cristal de agua;
pero el agua...
la arena...
en el cuarto solo
un humo negro;
¡pavorosas llamas!
iluminan las sombras
que cobran vida
gigantescas y macabras;


¡El infierno crece!
crece en mi sueño
otro sueño,
pesadilla horrenda
¡que prende mi cama...!


¡Oh, el televisor!
el muro de fuego que, enloquecido,
ya bloquea la entrada...!
y las cortinas
por las que trepan
una vorágine de flamas;
rientes,
¡ya triunfan danzantes
sobre las ventanas...!


¡Oh, me asfixio! ¡Toso...!
y el humo,
en lo oscuro,
da vida en lo lóbrego,
seres siniestros
que tanto temo;
flamígeros
se multiplican
y riendo me acercan
sus brazos de fuego...!


¡Vienen hacia mí!
¡los veo venir dantescos
y suplico a Dios
que acabe el sueño...!


¡Ay, mi Dios,
estoy tan solo!
esto no es lo que busqué
cuando clamé morir
si el hogar se terminaba


¡Oh corro...!
ya me escondo
¡y lloro...!
lloro tan solo
cual siempre estuve,
¡sin su querer!


¡Oh lloro
esperando lleguen
a tiempo,
a un tiempo
esta vez...!


¡El humo!
me ahogo
y a gritos estremecidos
veo cómo arde
dolorosamente
mi piel...!


¡Señor, qué cruel destino
que a mi orfandad triste
se sume este incendio
del alma
y de mi ser...!
donde el cordero se inmola
por quienes lo trajeron
a un mundo sin amor,
¡sin querer!


¡Señor, haz que acabe pronto…!
¡oh, perdóname!
¡perdóname...!
- ¡papá...!
- ¡¡papá!!


……………….


Triunfa el fuego
y crepitante
deshace para siempre
el dolor funesto
del pequeño ser.

Nadie vino a verlo,
lo encontraron después de muerto;
y si lloraron,
él nunca lo llegó a saber.

lunes, 25 de enero de 2010

Blasé

El perfume suave
de tu cutis;
la distancia breve
que al voltear
me daba irremediablemente
con la dicha:
tu beso,
en alas de una sonrisa...

Los ficus de la plaza
están vacíos,
sin murmullos y sin trinos;
vacía está la plaza
y las gentes que transitan
son recuerdos del ayer,
sus sonrisas y sus charlas
son meros fantasmas.

¡Ah verte otra vez!
y que mariposas esmeraldas
alboroten sus alas
de tu mirada a mi alma...!

El tiempo pasa
aquí en la plaza de armas;
nos aguardan impacientes
las bancas,
con su frío aún
de invierno
¡yo te daré otra vez mi carta!
y correrá alarmado el viento de octubre
a contarle al sino que el corazón
¡ha roto sus amarras!

Y cuando caigan las sombras
con sus lucífugas mantas,
yo me quedaré hasta hoy
presagiando,
cuán dulce ha de ser
besar
el geranio de tu boca
que en silencio
ternuras dulces me hablaba.

La pileta esta callada
pero a veces
estalla en alegría vivaracha,
lanzando al cielo
sus blondas cristalinas,
¡núbiles chorritos de plata!

Flameará en su laguna
mi hermosa bandera peruana
y nos devolverá el reflejo
a un padre amoroso,
llevando de la mano
a su pequeño
y en la otra,
abrazada,
la dicha de su esposa
que también lo abraza;
y le habla al niño,
y lo acicala.

¿Qué es esto?
que hundido en lo más hondo de la noche
ya no tengo miedo...?
sino radia un sol de ilusión
lleno de esperanza...?

Y el recinto de tu sala
de rojos muebles,
en donde el buen Jesús
en el umbral
mirara nuestras charlas;
muy quedas,
a espaldas de la noche,
y nuestras caricias...
non sanctas.

¿Qué pasó,
para que no estés conmigo hoy?
¿dónde están los cielos
que vimos juntos
andando juntos al horizonte?

¿Y las promesas que urdiéramos...?
nuestra hija con listones
y sus trenzas...

- no me gustan las trenzas...
- ¡no importa, son lindas...!

y nuestro hijo bien criado;
peinado
con raya al costado,
hacia un mejor destino
que el que nosotros logramos.

¡Oh la casa de novios!
que entre velos y vestidos de tul
asomabas la alegría de tu sonrisa,
por que te viera feliz de verme
y me hacías una seña
¡oh linda seña con la mano!
por que te espere,
que ya acabas;
y yo me quedé solo,
solo,
esperando.

Tenue luz
violácea se derramaba
sobre los trajes de novia,
los bouquet y los encajes;
tiznados de azul
radiaban hermosos en mis retinas
tras los límpidos cristales
y me decían a toda hora,
que no había chica más linda que tú
que espere nomás
Ah, la impaciencia de las horas…!

Ay amor
y en la media luz que vertía
la puerta semicerrada,
una mañana,
encontramos la forma
de liberarnos del dolor
hundiéndote entero,
entre te quieros,
todo mi férreo dolor.

Y la señora,
qué buena fue
al no acusarnos;
yo me fui dichoso
recordando,
la humedad de tu piel
navegando en los besos
de mis labios
y tu olor a blasé
era el triunfo del amor
que probaba tu existencia,
impregnado con tu alma
iba como perfume de sol
en mis manos...

- ¿sabes? hay una maldición en la tienda...
- ¿si...?
- ninguna de las señoras que aquí trabajan
se ha podido casar...

(¡Oh abrazarla!)

- ...eso contigo...¡no pasará...!

martes, 19 de enero de 2010

Mavie

Llegó la hora.
La hora de encontrarte
en la espera;
los segundos pasaron
haciendo estragos
con su filo asaz
en el pecho suave
de tu alma buena.

Aquí está tu corazón
estrujado sin piedad
por tu destino avieso.
Tu triste súplica de amor...
mi amor...
¡se la tragó el viento!

La distancia se rió de ti
y de mí,
a los lejos;
¡ay amor!
de eso hace
muchas lunas;
hace…
¡todo el tiempo...!

Quisiste aspirar
el perfume de la rosa
como el viento sabe,
olvidando sus espinas;
y desgarraste tus heridas
sonriendo;
sonriendo de amor
como ecce homo;
enloquecida y tranquila,
sin mirar que nunca vino
a recogerte de la espera,
el hombre que quisiste tanto
en sueños tantos, de vigilia.

¡Saca tu mirar de mi alma
te lo ruego...!
¡yo no puedo darte nada
sino despechos...!

¡Ay amor!
arrastrando me voy el alma,
el corazón también
como un bulto de trapero;

¡Ah, deja ya que me vaya!
No interrogues a la bruma
ni a los porqués de las distancias.

¡Ay amor!
¿por qué no desnudas el alma
y nos ponemos a jugar,
cual solíamos,
antes de que el amor
nos abrasara?

¡Quítate de tu ventana!
ya no quiero verte llorar
cuando te busque
para ver si sufres;
para ver si esperas
con tus ojos suplicantes
el momento
cuando yo pase...!

¡Oh, quiero ir llorando solo mi rabia!
¡Quítame del alma
el puñal acongojado
de tu triste mirada!
¡Llévate mis ojos!
es mejor ir ciego
que recordar a cada paso
cual tus pupilas me reclaman;

es mejor ir sin oídos
y sin manos;
con ojos ciegos y volados;
y oídos pétreos,
como los de una
marmórea estatua.

Mis lágrimas calladas
se callan aún más
en esta hora sepulcral.

¡Oh, amor,
mi amor dejaste ir
por escapar!
sin darte cuenta que la distancia,
es precisamente
su reino...!
y que cuando callo
mis versos,
el corazón golpea inclemente
su tambor a todos los cielos.
Aspirando el olor de tu clavel,
estrujando su nardo;
deshojaré
cada instante del ayer nuestro.

¡Oh, yo me quedé con mi amor
en un puño,
empuñándolo!
tú, con tu umbría capilar
de enredadera;
tú te quedaste con tu amor,
hecho mies
¡esperando...!

¡Nunca se hicieron las mieles del ocaso!
¡Nunca la lluvia!
¡Nunca habrá el tiempo
de nuestro cuándo!

Huyen de ti ahora
las musas y las hadas
y a mí se abalanzan
en tumultuoso luto,
desesperadas;
sin saber si eres tú
o yo
quien muere de dolor;
quien grita alaridos
de auxilio,
hecho el corazón
ardiente llaga...

¡Oh no las quiero!
¡no las quiero!
¡¡que se vayan...!!


jueves, 14 de enero de 2010

La Novela

En algún lugar
empiezan las tratativas.
Bajo el rímel de sus pestañas
radiaban de ilusión
sus ojos dorados.
Él un zambo esbelto,
bajo;
de largo y ralo
bigote ribereño
cayendo sobre delgados labios;
la cabeza,
de esponjoso pelambre;
le habla y le sonríe;
la invita a que pase
con delicadeza
más que amable.

Caballero gentil
de finos modales,
la recibe en su consultorio
con guardapolvo blanco,
impecable;
ella con su piel de alabastro
nerviosa ingresa
y el carmín de su boca
exhala juventudes frescas,
primaveras y geranios.

En un biombo descubre;
en su piel de azucena
un nido,
virgen y oloroso;
mullido en la oscuridad ignota.
Se entreabre tímida
una rosa.
Se tiende a tientas en la camilla
mientras él la cubre
con sábana blanca,
tan blanca
como la joven muchacha
de tímido mirar de resol;
como cuando
se van las pupilas oblicuas
hacia la tarde,
queriendo contemplar al sol.

Ella abre las piernas
y él,
tembloroso,
callado;
presencia
paisaje hermoso y sagrado,
embelesado
la observa...

la ausculta;
conteniendo en su pecho...
¡una lujuria tremenda!
ella muerde sus labios
y el rostro, hacia un lado,
pudorosa,
voltea.

¡Ah el ansia
que casi desborda de su pecho,
al sentir el sagrado vaho
de su mata secreta y silencia...!
y cómo el crespo vellón sedoso
contrasta con su vientre
de pureza blanca,
que con tibios olores fragancia
la más pura de las bellezas,
¡belleza de hada!

¡Oh zozobra la respiración...!
cuando con dedos temblorosos
entreabre los pliegues
del femenil secreto;
y ahora, a tan sólo
la distancia...
la distancia
¡que necesita un beso!

¡Oh aquel día solar
de primavera mendaz...!
en que descubre
lo que prometiera su ansiedad...
¡la vida entera!
y que él, avisado,
no cesara nunca de sospechar.

¡Ay la virtud de la muchacha!
que necesita de aquel hombre
que descubra ahora
sus pasiones;
¡y ya lubrica...!
y sin poder contener
sus emociones…
¡su respiración se agita...!
¡hacia celestes ansias
el cutis de su suave monte
empina;

y luego,
tocarla levemente...
el pubis,
los labios;
los muslos tersos, nacarados;
que ya responden,
que ya tiemblan
y se contraen descontrolados.

¡Ah el tímido clítoris que yace
como guirnalda alta
entre los labios!
¡Ah qué pequeño es al tacto!
a lo que ella respondiera
abruptamente
dando un salto.

¿Te duele...?
diría él, disimulando;
no, contestaría ella,
añadiendo:
es m-muy sensible...;
y
habiendo hallado por fin excusa,
(el muy taimado),
dejaría que vayan sus manos
a descubrir
todo el erotismo de su encanto;
acariciando,
acariciándola
en lapso interminable
que ella pagaría sobre su mano,
destilando dulces mieles,
que provocará lo que sucedió
y que ella guardara en secreto
todos sus posteriores años.

¡Oh el himen virginal
rosado
e intacto!
¡Oh el perfume fragante
de su intimidad!
rosa preciosa
¡que nunca llegaron a rozar
ningunos labios!

Él acerca su boca
y aspira todo su perfume en secreto,
sabe que tras su timidez de doncella
ella necesita un hombre;
y él,
necesita en su piel morena
la miel que ya destila la inocente rosa
que,
escondida, es sorprendida;
urdida en la maleza,
ansiando con ahínco
desfloración
¡en toda su corola!

Alboran luces de azucena
y arreboles
de cielo enamorado;
rubores
que él desvirga
aprovechado,
aprovechándose,
¡todo lleno de gloria...!

Tienes razón...
en esta calle fue
la discusión atroz;
el viento sopla aún
su denso dolor...

¡Oh su cara desencajada!
y su boca antes
llena de besos
y mágicas palabras,
que se crispan
para gritarte,
horriblemente,
que es marido de otra
y que,
si no puedes quererlo...
es mejor decir adiós
sin demora.

¡Qué insultos se dijeron...!
no lo sé;
qué importa
cuando el mundo es
demasiado inmenso
sin él;
si respirar es ahogarse
en el mar de su ausencia
que no tiene nunca bajel;
qué importa el dolor
que pudiera haberte causado,
si el corazón
es un despojo humano
que se arrastra tras su huella
¡en vano!

Oh vendrán otros besos
y otros sexos,
que te llenarán de alegría
mientras dure la embriaguez;
luego no los querrás
¡ni ver...!
y maquillarás tu cara
para que nadie adivine
cuánto te duele
vivir sin él.

Vendrá alguien que dirá que te ama
pero no podrás darle
sino el eco perdido
de sus propias palabras;
que se quedan hablando algo
inentendible,
en el inmenso vacío de tu alma.

¡Oh él se desangra!
y tú lloras mordiendo tu rabia;
pues, siendo tan bueno...
¡no lo puedes querer!

Llenándote de quehaceres
tratarás de olvidarlo,
otros te hallarán vulnerable
y lejos de ayudarte
te harán, las veces que quieran,
entre risas y tragos,
entre falsos halagos...
¡su mujer...!

Alegrarás tu pelo,
mejorarás tu imagen;
pero en tus ojos
transitará una sombra
que al olvido,
no tiene nunca
cuándo volver.

Luego llegarán unos hijos
y un hogar
que no quisiste,
pero tuvo que suceder;

¡Oh qué tormento!
ver la pequeñez
del que te acompaña ahora
y te llama...¡“su" mujer!

¡Oh cuánto darías
por volver a verlo...!
y ser de él...
¡lo que él quiera!
y cómo lo buscas
clandestinamente
en otros besos,
siéndole a tu esposo,
secretamente,
¡infiel...!

Ha pasado el tiempo
tus hijos han crecido;
es increíble verte envejecida
si eras en todas las fiestas
un radiante sol;
cuidando
nadie te hable del ayer,
buscando en otros brazos
el amor de aquel,
tu hogar se destruyó.

Tu primera vez,
fue tu última vez.
El tiempo se ha ido,
ya no puedes volver.

viernes, 8 de enero de 2010

Elogio de la razón

Cantemos a la nada y a la ignorancia
fuentes creadoras del universo y perfección;
porque...
todo se creó solo
o lo creó algo que no sabemos;
pero nunca Dios.

Por eso,
cantemos a la nada y a la ignorancia
que es siempre mejor
que dar gracias a Dios.

Hasta hace poco...
las cosas que creíamos
en máxima expresión,
quedaron caducas;
hoy son sólo recuerdos
que vienen nostálgicos
con envejecido esplendor.

Hasta hace poco
al entender
habían cuatro dimensiones;
que subieron luego a cinco,
seis;
y ahora se estima,
una undécima
y duodécima
que habla de infinitos paralelos;
donde se piensa,
(no se sabe)
estaremos allí,
también,
con otras vidas
en otros tiempos.

Hasta ayer nomás
el núcleo del átomo
con protones y neutrones
eran los últimos puntos de la materia.
Hoy el número de Avogadro
nos habla hasta el extravío
de la infinita
discreción de la materia;
pero...,
demos sólo gracias
a la perfección de las matemáticas
que se crearon “solas”,
¡Oh Pitágoras! ¡Einstein! ¡Hawking!
¡Tales de Mileto!
¿Dios?
¡Bah...!
¡¡ESTAMOS HABLANDO EN SERIO!!

Hoy la teoría de las cuerdas
nos dicen cosas nuevas;
además de que el núcleo del átomo
no es el último punto en la materia...
que existe el quark!
y éste es...
¡una cuerda de energía!
que al vibrar
(como en pentagrama musical)
se transforma en gravedad
o materia;
bella atracción electromagnética
que podría ser
¡lo que sentimos exactamente
al momento de amar...!

Y todavía más,
al atacar el quark
no desaparece,
se refleja,
se transforma...
en electrón,
o fotón;
dependiendo
cómo vibre a la acción
y según ello:
en luz, calor,
electromagnetismo
o simplemente materia...!
He ahí la clave del universo.

¡Oh bendita discreción de la materia!

¿Quién puede decir en el mundo
que lo sabe todo?
y mejor aún,
quién puede decir:
“de esta pequeñísima parte
lo sé todo;
y a partir de aquí,
nada hay por descubrir
o inventar...”

¡Nada sabemos!
y muchas cosas más
se “descubrirán”
(¡porque ya están hechas!)
y las usaremos en nuestro bien
y también,
como hasta ahora,
en nuestro mal.

Y con las tres cosas
que conocemos
(mal aprendidas);
decimos diletantes
¡y de soberbia llenos!
que no hay nada más allá de la tierra
y de la muerte;
(muerte:
fuerza nuclear débil;
cuerpos:
fuerza nuclear fuerte)
aunque claro,
no la conocemos;
pero hablamos muy seguros
y doctos,
como si la discreción de la materia
no existiese;
(¿recuerdan sabios?
¡la materia no se destruye
se transforma! ¡SIEMPRE!)

A nadie parece importarle
que la dialéctica nos hable
de la lucha constante de contrarios
y que de esa lucha
nos resulte la evolución,
el desarrollo,
el continuo cambio;

y cual si no supiésemos tampoco
de los 18 ó 21 gramos
que se pierden,
(la esencia de nuestra sinapsis
o nuestra alma)
cuando ya somos cadáver.

Sólo decimos que estamos solos
en el universo
o con los aliens
y aborrecemos a Dios
o simplemente...¡lo ignoramos...!
porque él...
¡es una creación del sufrimiento humano!
¿no es cierto Lennon?
Muerto el cerebro
muerto Dios,
las cosas NO siguen girando.

Aunque fulguren en el cielo
mil estrellas azules cual diamantes,
desaparecidas hace millones de años
u otras,
cuyas órbitas gravitacionales,
con sus planetas y astros,
dancen al compás de galaxias siderales,
en concierto mágico y exacto.
Elipses de músicas silenciosas
y ellas
alrededor infinito de lo eterno
vastamente,
bellamente,
¡sincronizado!;

y en todo ello...
(¡todavía más!)
¡la vida...!
¡oh sí la vida!
¡que la “NADA” nos la ha regalado...!

Aunque en primavera se llenen
nuestros pulmones
de aire limpio y fresco
(aunque, ya no tanto)
y nuestra vista se recree
con la alegría de las aves,
bullentes de trinos y de vuelos;
y sentir la luz,
¡ah la luz...!
riendo en las corolas de las flores;
y el amor...

¡¡Oh, si todo es amor
CUANDO UNO QUIERE!!

y deja entrar en el alma
a raudales
la ilusión de un devenir supremo;
hacia donde vamos,
con nuestras acciones
y pensamientos;
donde podemos
recostar pacíficamente
nuestro humano errar
y desconsuelo.

Porque, en un tiempo,
los muñones de las aves
no eran alas,
sino aletas de embriones
del período devoniano
(¿alguna duda al respecto?)
y sin embargo hoy,
tras siglos de evolución,
son émulos de libertad
cuando las vemos felices
surcar los cielos y los aires;
y acercarse,
con nuestros sentires y pensares,
al astro
que destella sus fuentes de vida
en todos nosotros
fulgurante.

La ciencia busca respuestas
y cuando no las hay
escudriña y se acerca más
al Dios universal
y cuando no, echa mano de él,
se confunde,
no sabe a dónde irá a parar.

¡Oh demos gracias a la Duda!
verdadero motor de la evolución;
no mezquinemos nada
y creceremos en espíritu y razón;
pues,
¿qué nos puede hacer más fuertes
y competentes
que el vernos frente a frente
ante la dificultad y el dolor?

Pero no aquel de mente enferma
y autoinfligido;
sino aquel que brota como chispa
de pedernal;
cuando con nuestro actuar,
tallamos a viva fuerza
la roca de la vida.
No busquemos el sufrir
sino la dicha de vivir lo natural;
lo fuerte, lo verdadero;
el amor,
con su noble bondad.

Algunos dicen
que nuestra presencia en el universo
no tiene objeto;
y se conduelen del dolor ajeno;
y lloran por la mendicidad, el niño huérfano,
África,
el atropello contra la humanidad
¿eso es no tener objeto?
y se toman un trago,
o se drogan callados;
y sufren por la pobreza
el hambre, la ecología
y...¿la DEMOCRACIA?
que es la única llave
que puede cambiar el sistema...?

¡LA OLVIDAMOS!

pues es un buen deporte
el protestar inútilmente,
e irnos quejando;
¡se gana amigos!
¡¡llegan comentarios!!
pero hasta que vengan
los comicios...
¿qué haremos entretanto...?

Ah, sí, lo olvidaba...
¡protestar! y ¡quejarnos!

y...la DEMOCRACIA?
que es la única llave
que puede cambiar...? etcétera.

¿Ven que volvemos a lo mismo?

Pero decía,
¿de dónde viene ese altruismo
como sentimiento?
¿De la nada puede venir algo tan bello?
¿Es sólo instinto?
y por qué, entonces,
no todos lo tenemos.
¡¿acaso no vemos en el mundo
tantísima maldad?!

Aquellos que dicen
que pensamientos,
sentires y emociones
proceden sólo de nuestro cerebro
están en lo cierto.

¿Pero y las facultades
de plantas y animales?
color, alas,
garras, velocidad;
dientes, miembro, músculo;
mirada pendiente,
fototactismo,
fototropismo
y una gama inmensa
de propiedades más
¿no les sirve a ellos
para comer, defensa o camuflaje?

¿Acaso por la evolución
no sabemos que cada órgano
tiene una función que se debe ejercitar
sino se atrofia?

¿Qué fin tendría entonces
el pensamiento,
las emociones,
el sentimiento?
sino es el bienestar
de nuestro ser,
de nuestro propio cuerpo;
el adaptarse al mundo
que conocemos.

Y la pregunta:
a razón de qué
la naturaleza nos premune
de estas cosas;
sino es por llegar más alto
¡como el ave llegó al vuelo...!

¿Por qué no somos como
los primorosos perros,
atendiendo sólo
a los sentidos de nuestro cuerpo?
(¡COMO SE ESTÁ PONIENDO MUY DE MODA!)

Tal nos parecemos a un hombre
que se gustaba masturbar,
sentía gran placer;
pero era tal su afición
que llegó a hacerse heridas
de tanta fruición;
y degeneró su laceración,
en cáncer a la piel.
Y clamaba así
a todo el que se le acercaba:

- ¿Por qué Dios es tan malo
que me deja así padecer?

Obviando (y sin decir jamás)
que era su propia voluntad,
moviendo su mano,
la que esta desgracia
le había causado.
Tal el mundo se destruye a sí mismo
por un dinero que,
al final,
nunca nos llevamos.

¿Entendemos a una mascota
cuando quiere irse empecinada
al peligro?
¿Y a las luciérnagas,
que suicidas de la luz,
se arrojan en bandadas
al fuego?

Tenemos el tiempo de vida
de un mosquito
y en ese breve lapso,
y aún sin aclarar nada,
decimos que la vida es absurda;
pues qué,
¿hemos tenido tiempo acaso
para desentrañar su misterio?
¡QUE NO ES TAL
sino es nuestra propia ignorancia
enseñándonos el dedo!

Hemos escuchado demasiadas historias.
Es tiempo de reflexionar.
Y así renieguen y blasfemen
con lágrimas tiernas, hipócritas
o rebeldes;
Dios nos mira sonriente
dándonos la vida
(felizmente,
en nuestra primitiva inteligencia,
¡no nos entiende!)
y con su infinita bondad
nos pone luz y nos pone sombra,
como hasta ahora,
¡a acariciarnos la cabeza...!