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sábado, 1 de enero de 2022

Onomástico





Ella siempre anunció que se iría.

Con sus manos de pan un día,
quiso desbaratar de mi rostro 
la tristeza amarga de no verla;
pero al cerrarse la puerta, 
como esa vez, 
en mis pupilas 
ha comenzado, 
profusamente a llover .  . .

En los domingos vacíos de horizonte, 
traía enojada un periódico,
entre regaños y malas palabras;
lo traía hasta lo alto de mi cama 
para que en los clasificados, buscara 
cómo salir al mundo a luchar.

Más ahora 
¿Cómo será Navidad sin ella?
Ella, que tanto hizo 
para traernos en Noche Buena, 
siempre algo de comer;
ella que alumbraba con milagros inesperados
nuestras caritas de sombría espera.
Ella, 
nuestra causa y referente,
esta Navidad,
no estará. . .

Últimamente 
se dedicó a contemplar cómo iban por la vida sus hijos, 
y los hijos de sus hijos.
Últimamente
dejaba que el paso redoblado del tiempo 
derrochara sus horas sin ella;
hasta que una madrugada de angustia, 
se convirtió en recuerdo.

Este onomástico
por primera vez no me ha llamado.
En vano he esperado todo el día 
repasando mentalmente 
nuestras horas de charla.
En vano he querido acordarme de lo que decía;
sólo recuerdo su risa; 
riendo cómplice de mis bromas;
su risa,
que no resplandece, ahora, 
en la honda soledad del alma
cuando tengo miedo
y ya comienza a anochecer.

A través de las calles, 
siento la asfixiante bruma
que se ha ido
y apesadumbrado, 
regreso a los lugares donde debería encontrarla.

Ya no me espera
a ninguna hora
y un mal presagio 
barrunta 
sordas campanadas 
en el corazón . . .



3 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gaia dijo...

Bello.

Anónimo dijo...

Melancolía y recuerdos tristes y alegres como deben ser los recuerdos. Hermosos versos.