Azul

El viento es frío

y tu recuerdo triste.

Esta noche, al escribirte . . .

¡qué profunda nostalgia 

ha invadido mi ser . . .!

ha empañado estas palabras

de unos sueños,

que no llegaron a ser.

El frío intenso de esta noche, 

me provoca,

imaginar tus caricias

que nunca sentí;

y el caminar por las calles desoladas,

me ayudará a pensar en ti.

En el tránsito multicolor

que llena de coches la avenida,

la ciudad, 

enciende su lujosa pedrería;

esmeraldas, topacios y rubíes,

resplandecen en mis pupilas

y ante mi faz,

mientras respiro en el aire

alelado,

esa linda ilusión de verte,

que, sin embargo, 

sabe triste,

mientras camino, pensativo,

en su romántico azul.

Entre la gente 

y entre las sombras,

en mis audífonos, suena,

una inequívoca canción de amor;

la siento allegarse, tierna,

a la honda aflicción del alma,

y acariciar con humildad contrita,

el doloroso puñal de tu adiós.

¿Por qué el universo necesita

sacrificar, 

sin ninguna oportunidad, 

mi corazón?

Tal vez, 

esta nueva crucifixión haga

que todas las cosas que sucedan,

sean buenas;

que nadie más que yo,

pueda morir hoy de pena;

y quizás,

creas sentir cosas tiernas,

como esta lluvia que cae

desesperada

sobre mis palabras,

como el dulce vino de pasión

que, esta noche,

de mi copa se derrama;

pues, eres la luz del fuego 

que se alborota,

dentro de mí,

cuando me atrevo a mirarte;

y cuando creo que, al fin,

tu corazón, 

me ha permitido amarte.

En esa tu mirada cándida,

siempre he de ver una despedida;

y en cada WhatsApp 

que te escriba,

una frase escondida:

"¡Dios mío, cuánto te amo . . .!"