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lunes, 3 de agosto de 2020

Despertar número 33


Cada cosa tiene en sí...
un universo de silencio
palpitando entre risas y tragedias, 
adioses y regresos.
Abrazos de consuelos 
y tiernísimos te quieros, 
se van desvaneciendo 
en la lejanía asaz del tiempo
hasta dejarnos ciegos... 

¡Cada cosa tiene tanta vida nuestra... !
tanta música de otra época...! 
que es mejor,
andar entre ellas
simulando indiferencia;
jamás cogerles ningún afecto;
y jamás, arrojar el alma a su infinito. 
Nunca miremos hasta llorar 
o enloquecer, 
su hondo 
precipicio de recuerdos. 

Un pasado incalculable 
sustenta cada cosa...  
y cada una de ellas, 
cientos de ecuaciones improntas. 
Todas con valor a cero, ahora;
porque a un incierto vacío, 
equivale ya ésa gran pérdida;
y a nada, también,  
aquella emoción de alegría
que hoy, contemplamos, muerta. 

Un triunfo triste
nos acaricia doliente
por haber vivido; 
es la nostalgia de contemplar
que no tenemos más tiempo
para pedir 
nuevas oportunidades
antes que la vida acabe. 

Solitarios
en nuestra agenda monótona
de días, 
esperaremos llegar por inercia, 
hasta la pincelada final de nuestra historia. 

He aquí 
que todo lo vivido, 
no es más que el tiempo
que dura un recuerdo;
cabalgando siempre, 
alejándose constantemente, 
hasta desaparecer por completo... 

¡Ay, la hórrida conciencia
de saber, 
que de aquí, 
no escaparemos...!