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jueves, 9 de mayo de 2019

De mayo, ocho sesenta


¿Conoces la suave caricia del Sol
en la mañana . . .?
Aquella brisa de las seis,
cuando en las calles
melifluan las sombras
entre claroscuros y neumáticos
apenas audibles
de una ciudad que despierta recién . . .

El ruido de los pasos
en el piso de madera,
nos lleva por su olor vetusto
al comedor, 
donde departen, animadamente,
un televisor ignorado
y comensales envueltos
en tibios olores a leche y café.

Esta mañana hermosa,
es triste;
por última vez atravesaremos
el umbral de los sueños.
Por última vez
tocaremos el cielo
y haciéndolo un puño
en el pecho,
diremos que el amor,
por unos días fue nuestro . . .

Mi celular capta
las últimas fotos y videos;
es difícil sonreír
cuando la dicha
es arrancada de nuestros adentros.
Aún así, 
la mañana es bella;
el sol grita en lo alto
la eternidad de Dios,
el crisol celeste
donde ÉL fragua nuestras vidas
para, quemando nuestros sueños,
puedan venir amores nuevos
que dejen en estas calles
de siempre y de adiós,
otra historia escrita
con sangre, tiempo  y dolor.

Buenos Aires
será hermoso por eso,
por el holocausto de ilusiones
que cuesta el alcanzar
unos días de dicha;
por los equipajes cargados
de sueños
que llegan a Pistarini, Ezeiza,
a abordar un taxi
que nos lleve presto
a la avenida de mayo,
ocho sesenta . . .



2 comentarios:

Carmen Silza dijo...

Cuanto tiempo sin saber de ti Drac.
Es un placer leer tus letras.
Feliz jueves amigo.
Abrazo

Sandra Figueroa dijo...

Siempre un placer leerte. Saludos.