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domingo, 24 de marzo de 2024

Insensibles bestias



Hasta hace tan sólo 
unos meses,
podía sentir en el nocturno,
tremolar en el azul,
esa emoción
que hace a las luces reír
en el alma,
destellar risueñas en mis pupilas,
cual si se rieran de mí 
y conmigo,
de la tonta timidez.

Llegar hasta a ti
sólo para
contemplarte en silencio,
mientras el océano de tu amor
rompe en el corazón
olas de esmeralda y cristal
por rodar magnificas 
hacia la playa del alma,
en un concierto de celestes
y espumas efervescentes,
verte cabalgar entre ellas. . .
¡eso es felicidad!.

Bajo una quimera,
me recreaba imaginando tu horizonte aquí;
las gaviotas deteniéndose
en la atmósfera
y hacia un costado,
el muelle mordiendo,
con el filo de sus peñas,
el tonsurado y sensual 
lomo de las olas.

Querría montarme en un equino
que me lleve 
justo al medio de la noche,
bajo la luz encantada de la luna
para que tú y tu corazón
en el hechizo nocturno,
sean el retrato perfecto 
de lo que el ser humano
aspira a ser
amor, bondad,
sensible y tierna 
musicalidad.

El viento corre
y estremece las pencas
en algún lugar de Lima;
¡Oh, tu alma es ahora 
con el paisaje, Elena!,
brotan lágrimas de tus inocentes "bestias",
inconsolables, 
indefensas;
el amado Igor, 
desgañita dolorosamente 
su soberbio engreimiento;
porque antes, sabíamos
que en cualquier momento
nuestra relación podía terminar;
pero ahora que te has ido
tan pronto,
el adiós que debimos darnos 
jamás podrá llegar.









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