Te veo en todas partes

Ante mis ojos

descubro tus señales . . .



En la dimensión virtual

de las rutas de la mente

(que el alma atribulada "sabe" leer)

te encuentro como posibilidad.

Lejana,

una posibilidad,

que hace daño recordar.



Quizás

es sólo el mar.

Las olas rompen monótonamente

palabras y promesas de cristal;

dicharacheras susurran

tiernos secretos;

tratando de dibujarte de embeleso

sobre la orilla,

con su nívea espuma,

riente de sol y solaz.



Nunca estuviste aquí;

pero sé que esta lluvia fresquita

caería sobre tu risa;

cuando juguetonas olas

se arrojen a los arrecifes

por llamar tu atención;

por levar con su aliento salobre

tu veste, tus cabellos,

el perfume suave de tu piel.



La fina línea de la cordura,

por esta bruma de encanto,

me atrevo a cruzar;

sonriendo como el loco,

que estando solo,

siente la mirada de su amor

sobre su humanidad llegar . . .



No puedo evitar dolerme,

caer a mis heridas abiertas;

como si volviendo a ellas,

pudiera sanar

la frustración del alma;

alcanzar un tiempo perdido

que ansío,

no esté derelicto.



En la galería de los ayeres,

se encienden, mirándote,

luces de fuegos incandescentes;

escenas finales de cada ilusión

en el tamiz azul;

y como respondiendo a un hechizo

siento tu mirar en todas partes,

tu sonrisa en todas partes,

cual dolorosa antesala del amor.