Quise tener un diploma
y que mamá se sintiese orgullosa.
Y lo conseguí.
Quise un día que no se vaya…
y una cortina de agua
la hizo desaparecer…
Quise ser comprendido
y la noche abrió
su nocturna pedrería,
el silencio abrió
innumerables versos
y un camino amable
e incierto
me tendió sus brazos solitarios
hacia lo lejos.
Quise tener un auto,
un depa,
dejar la pobreza;
ser alguien
entre los que se ufanaban;
y esta noche conduzco
en medio de los vítores de la soledad;
y comprendo,
que mayor que la pobreza,
es la orfandad.
Quise ser feliz
y un mediodía,
en un país lejano,
encontré el amor;
pero, como antes,
desapareció
decenas de veces
tras una cortina copiosa
de agua;
¡no dejé que se fuera!
atravesé la cortina
empapando el alma
de angustia desesperada;
laceré mis rodillas
entre las piedras;
gasté oraciones,
miles de palabras;
doble mi espinazo
hincando mi frente
hasta semejarme a un can
que no entiende, si ama tanto,
porque lo dejan tras una alambrada,
abandonado,
en medio de sus aullidos de tristeza.
Quise darlo todo
por un mendrugo de dicha;
pero eso para mí,
ya era mucho,
debía esperar mi turno
que se acercaba fúnebre
al final de todo.
Cuando ya no haya nadie
el mendrugo de dicha llegará
ante nuestros parpados cerrados
para darnos con creces
lo que, con la vida, hemos pagado.
4 comentarios:
Hace mucho queso pasaba a deleitarme con tus de tus poemas un autentico placer
Besos
Un abrazo
Me gustó tu escrito
Quise encontrar la luz de la víctima
y solo encontré la sombra del verdugo.
Un saludo
Quise encontrar la luz de la víctima
y solo encontré la sombra del verdugo.
Un saludo
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