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viernes, 9 de octubre de 2015

El espejo



La vida continuaba normal,

todos eran felices;

pero una doncella

tenía miedo

y muchas veces

sentía ganas de escapar.



Trató de hacerlo decenas de veces

pero el temor la atarazaba

y siempre terminaba

cediendo a lo que sea,

fingiendo una sonrisa,

una carcajada de conformidad.



Todos eran felices,

al menos

eso suponían las apariencias;

solo la doncella de tanto en tanto

se iba con su sombra

a buscar en su alcoba

una ínfima libertad virtual.



Cierta vez trajeron un espejo

que reflejó por primera vez su rostro

y vio hermosa su delicada faz.

Vio su silueta divina

e iluminando como un amanecer,

su sonrisa fresca, angelical.



Y empezó a amarse ella misma

como debía hacerlo todo mortal;

y aspiró a vivir

y empezó a soñar con la felicidad.



De pronto,

una tarde,

vinieron los otros,

que compartían la vida en aquel lugar;

y empezaron a ser felices como siempre,

más, al mirar el espejo,

la doncella de nuestro cuento,

advirtió que la felicidad de ellos

se nutría de su fragilidad,

pisoteaban su respeto

y desgajaban su blanda y blanca dignidad;

que trataba, tras su risa,

inútilmente de ocultar.



Se sintió acorralada,

era muy cruenta ver su triste realidad;

empezó a entristecerse,

empezó por las noches calladas…

a llorar...!



Cada vez que venían los otros

a ser felices con ella,

ella miraba el espejo

y éste, reflejaba mil atropellos

y dolorosas afrentas que se clavaban en su alma,

imposibles de mitigar.



Una noche de angustia

ella agarró el espejo

y prefirió, antes que volar,

romperlo en mil pedazos

culpándolo de todo

lo que la hacía llorar.



Se oscurecieron los cielos

y Dios, el padre eterno,

que había enviado el espejo

para impulsarla a volar,

entristeció tanto

que decidió no volver a escucharla jamás.



Sopló entonces un viento de enero

y sola, con su atuendo

decidió marchar bajo el olvido de Dios;

sopló un viento de enero

y abriénronse los cielos luminosos

alumbrando aquel camino

que aguardaba

con la atenta mirada del Señor.

2 comentarios:

Amalia Lateano dijo...

Maravilloso. Único. Me conmueves.
Tirito al leerte!!!
Un beso.
Te lo coloco en el FORO!!!

Amalia

Amapola Azzul dijo...

Utilizas las palabras de una forma divina, enhorabuena. Un abrazo.