domingo, 16 de agosto de 2015
Tormentas
Cuando la conocí
tenía el mirar más triste
que había visto;
nos miraba a los ojos
desde el hondo de una pena
que bebíase la luz
con sus enormes pupilas negras.
Yo tenía el corazón hecho pedazos;
hundido y derrotado en un mar de llanto.
Mirándome desde su tristeza
sonrió;
tendióme su mano,
y yo le di el corazón
y tomé su tristeza que ,
increíblemente, en mis manos,
tornóse primavera radiante de sol.
Ella iba con mi corazón
a todos lados;
a pesar de su triste semblante
mostraba lo hermoso de vivir
hasta que,
una mañana argenta,
mi corazón, con ella,
aprendió a sonreír…!
En las horas punta tropeles de gente
seguían con su marcha:
a una luz del semáforo,
de autos, las grandes avenidas,
se atestaban.
Un vez, al querer regresarle su tristeza,
ya convertida en primavera,
ella pensó devolverme mi alma:
pero amaneciendo,
ninguno de los dos
quiso lo suyo
y su primavera anidó en el corazón
como por vez primera.
Desde allí hasta la fecha
solo ha venido lo peor,
un mar encrespado de problemas
y un tiempo de distancia ignoto
de crecientes tormentas;
desde allí hasta la fecha
sólo tratamos, ella y yo,
de aferrarnos con los parpados cerrados
a nuestra más dulce ilusión,
y que pase el temporal
que amenaza destruir
nuestra promesa.
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3 comentarios:
Wow mi amigo, que hermosos versos!!! un abrazo
Está precioso el poema, qué bello.
¡Abrazos, Drac!
hermoso!...saludos...son dos personas curandose una a otra...
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