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miércoles, 9 de julio de 2025

En línea



Todo aconseja
callarlo;
que, decirlo, 
sólo traerá desdén;
pero, cuando se detiene
el caudal del alma, 
un resplandor sublime 
se respira en el aire.
Lucífugas sensaciones 
vagan en el espacio azul,
en la soledad y la calma
de la natura cuántica,
hasta alinear tu corazón
y el mío,
en tierna conjunción mágica.

Cual niño travieso,
con celeste superpoder,
me quedo anonadado y quieto 
recordando tu sonrisa,
imaginando la inquietud
que sin motivo
prenderá tu pecho
en este instante,
que, a medianoche,
sin poder dormir,
el corazón
se detuvo en el tiempo fugaz
para apretar la distancia
contra sí,
y saber, cuan cerca estás
de acariciar el alma.

Frente al WhatsApp,
al querer compartir
¡tengo que sonreír!
aparece tu chat 
en primer lugar;
reír, también, agradecido,
al ver tu última conexión
a un escaso minuto de la mía, 
y, cuando 
por esas casualidades
del amor, 
ambos estamos en línea
me quedo embelesado 
sin escribir palabra;
pero gritando enmudecido
lo que el corazón y mis ojos, 
seguramente, 
ya delatan.



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