Desde el portal de la muerte
mirar la luz espléndida de la vida;
pequeña,
predestinada;
sueño imposible
al que me acerca tu aliento;
cuando lames,
con dulce devoción,
mi vertiente de ternura;
cuando acaricias,
sutil y profunda
mi tórrido sufrimiento.
Detén el perenne adiós
de mis instantes
con frutos deslumbrantes
asomándose a mi conciencia.
Sobre la sabana sin mácula,
la grama preciosa,
inusitada,
anhelante de lluvia,
rítmica y blanda;
necesidad que huele a verano,
a miel quemada en el fragor
de amorosa batalla.
Todo lo existente,
horizontes y promesas,
no está exento de DIALÉCTICA;
la hermosura de la vida
lleva urdida
la necesidad rotunda
de la muerte;
no hay instante en que
no nos acerquemos
al cadáver que
seremos;
y, sin embargo,
a pesar que la regla
de todo, es la dialéctica,
nos forzamos a ver a Dios
como, solamente, bueno.
Un rayo de luna
asesta en la alcoba umbría
su pálida puñalada;
todo está en silencio oscuro
y lo único que se oye
huyendo entre las persianas
son nuestras soledades enfrentadas;
mi torvo ariete
arremetiendo insistente
contra tu historia de olvido y desamor
en la selena herida
que, resignadamente,
amorosamente,
me cobija.
1 comentario:
Te había perdido y te encuentro, siempre es un deleite tus letras
que estés bien
Besos y bonito día
Publicar un comentario