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sábado, 30 de junio de 2018

La mirada mendaz de Lucifer




Un día le vi . . .

es tan fácil confundir

la bella mirada de Satanás

cuando llevas toda una vida hambrienta,

queriendo amar . . .



Un día le vi,

sus ojos chispearon;

y yo que me creía hasta entonces,

el ser más desgraciado . . .



Un puñado de cuervos

descendieron al césped . . .

Mórbido el cristal de sus ojos inquietos,

ensangrentadas sus pupilas siniestras

señalaron, como heraldos negros,

al cordero del gran Calumniador.



De su mano recibí el cariño

que no conocí;

de su boca halagos.

Sus besos libaban

de forma presurosa

todo mi sufrimiento

dejándome enajenado;

lleno de cielo, el alma,

y el corazón agradecido a pesar

de su cilicio clavado . . .



En medio de la inmensa noche de los abismos,

inadvertido sorprendí por el retrovisor,

su mirada lúcida, aviesa de mal;

de homicida que acecha al que, falazmente,

dice amar. . .



Me atreví a vivir,

guareciendo mi sueño en un cubo de triplay.

Arriba, en las alturas;

donde reina el silencio más desolador;

un candil irradiaba,

entre flamígeras sombras negras del averno,

su enfermiza y gualda luz.



Entre nubes cargadas de presagio,

rumbo a la tragedia . . . un fokker pasó . . .



Arriba, muy alto,

se forjaba en sigilo

sierpes sibilinas de inverecunda hetaira.

Inútil es orar en lo oscuro,

cuando habemos seres nacidos

para horrendos sacrificios del Creador.



Es tan fácil confundir al Malvado

con una sonrisa;

con unas lágrimas cristalinas que miran

 diciendo "querer". . . !

que siendo ignaro,

amé y gocé las dulces mieles de Lucifer.



Un alerta en mí se rebela.

Hay una sospecha que algo no está bien. . .

Una amenaza de muerte

cuando tratas de enrumbar

sintiéndolo bufar en tu nuca

la sombra del mismísimo Demonio,

convertido ya, en candoroso rostro.

Mancilla, a escondidas, la inmaculada fe;

y con cínicos amancebamientos,

los sublimes actos del amor.



Es tan fácil confundir

la mirada taimada

que trata de fingir amor;

que, cuando lo descubres,

emerge sólido e irresistible,

lo único verdadero en la maldad del

Inmundo;

su odio asesino a todo lo bueno:

la mirada mendaz de Lucifer.




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