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viernes, 8 de diciembre de 2017

La condena de Tántalo



¿Qué hacer cuando tu mirar me persigue

en todo instante del día…?

Quizá no me persiga,

quizá solo es una obsesión mía

¡volver a esa grata sensación

de sentir como luz de aurora

tu sonrisa sobre mí…!

tu mirar señalando la paz, azul-nocturna,

donde quisiera ir…!



Indudablemente,

sé que la que vive en mis sueños

no eres tú,

que la que sueño realizando

mil ansias de amor,

no eres tú;

pero al final de mis cuitas,

se queda trémolo en el aire

esa dulce sensación

que todo cuanto siento,

sea esa forma inexplicable en que,

los que se aman,

se transmiten a la distancia amor.

Una forma no probada

pero que los soñadores,

mirando las estrellas en la noche,

confiamos como cierta,

sonriendo de satisfacción…



Aguardando el momento,

una marejada de emociones

hacen presa de mí;

y me empujan a exponer mi vida

cual as bajo la manga,

que me haga ganar la partida

o me lance a zozobrar

a otro naufragio de la vida.



Siempre tengo miedo;

pero cuando ya no hay más camino,

sólo queda andar y asumir

la realidad incierta que depare el destino.



A veces te veo tan buena

que me digo,

quizás por pena…



No sé qué esperar de ti

pero yo sí sé lo que quiero:

un hogar, unos hijos;

una esposa orgullosa de mí.



Al otro lado del horizonte

está el sueño como dicha;

y a la otra orilla, yo con mi barca,

esperando poder vencer la tormenta.




La condena de Tántalo se repite,

perennemente en mí...




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