Después de una vida
vuelvo a pasar por estas calles;
por estas avenidas…
Las sombras, como antes,
se tienden transversales
a refrescar el paso
en la mañana estiva.
Con mi sombra,
antecediéndome tras la espalda,
me acerco con lentitud a tu casa.
Tu casa inalterable,
ahora…
¡convertida en tienda …!
Ingreso
(¡estás maravillosa…!)
tus pupilas rutilantes me miran
como antes,
sonrientes y enmeladas.
Sobre el sofá desvencijado
tus cartas;
donde aprendiera que la felicidad
la encarna tu grafía azul,
que ahora intimida, increíblemente,
fatal amenaza.
Pido una gaseosa.
La bebo sorbo a sorbo,
repasando en la memoria
aquella tarde de la despedida;
aquella, que ¡hubimos de carcajearnos!
(“a despecho de las tristezas
que nos da la vida”)
Sentados frente a frente
en nuestra última entrevista,
al tocar tu chancleta
de manera triste y rogativa,
ésta, se zafó de tu pie,
dejando ante la hilaridad de mis ojos,
tu dedo gordo y sonrosado
asomando impúdico y jocoso
entre un viejo calcetín roto!
Muerta de risa y de vergüenza roja
trataste en vano de esconder,
de aquel ¡GRAN AGUJERO!
tu pequeño dedo rosicler.
- ¡Es que hacía frío…! -
Te excusaste,
ante mi gran compunción y pena,
que, sin embargo…
¡NO PARABA DE REÍR!
Tú eras así.
Otra mañana de espera y de invierno,
descubrimos
bajo chispitas de lluvia y alegría;
un pasador negro y otro marrón
anudando con premura
tu calzado colegial;
nunca supe, en realidad,
si era pareja del otro par.
“¡Sí, sí, sí…!
es que estaba oscuro…!” repliqué
-¡y se hacía tarde!- dijiste
y la risa desternillante,
que entre el beso de hasta pronto
no tuvo cuándo fenecer…!
¡Qué manera de reír!
chispitas de lluvia hasta los dientes;
qué distinto es el invierno frío
cuando arde el corazón
de dicha e ilusión perennes!
Tomé tu mano
y, como el primero,
te di el último de los abrazos…
que nadie supo duraría
todos estos años.
Mas…¡estoy en tu casa!
fresca y umbría;
en donde, en cualquier umbral, pareciera
fueras a aparecer
con tu sonrisa diligente,
tu quehacer, tus cartas
y esa filosofía tierna que aún
no termino de aprender.
La gaseosa
ya se acaba,
una voz extraña
me vuelve a la realidad;
(¡quisiera decirte
tantas cosas…!)
Alguien me exige una paga
por lo que acabo de saborear…
se esfuma de a poco
la frase última de tu postal
“con la dulce esperanza de ser felices”…
y una cara extraña me descubre
exiliado de ti y sonriendo,
como un orate,
vuelvo a pasar por estas calles;
por estas avenidas…
Las sombras, como antes,
se tienden transversales
a refrescar el paso
en la mañana estiva.
Con mi sombra,
antecediéndome tras la espalda,
me acerco con lentitud a tu casa.
Tu casa inalterable,
ahora…
¡convertida en tienda …!
Ingreso
(¡estás maravillosa…!)
tus pupilas rutilantes me miran
como antes,
sonrientes y enmeladas.
Sobre el sofá desvencijado
tus cartas;
donde aprendiera que la felicidad
la encarna tu grafía azul,
que ahora intimida, increíblemente,
fatal amenaza.
Pido una gaseosa.
La bebo sorbo a sorbo,
repasando en la memoria
aquella tarde de la despedida;
aquella, que ¡hubimos de carcajearnos!
(“a despecho de las tristezas
que nos da la vida”)
Sentados frente a frente
en nuestra última entrevista,
al tocar tu chancleta
de manera triste y rogativa,
ésta, se zafó de tu pie,
dejando ante la hilaridad de mis ojos,
tu dedo gordo y sonrosado
asomando impúdico y jocoso
entre un viejo calcetín roto!
Muerta de risa y de vergüenza roja
trataste en vano de esconder,
de aquel ¡GRAN AGUJERO!
tu pequeño dedo rosicler.
- ¡Es que hacía frío…! -
Te excusaste,
ante mi gran compunción y pena,
que, sin embargo…
¡NO PARABA DE REÍR!
Tú eras así.
Otra mañana de espera y de invierno,
descubrimos
bajo chispitas de lluvia y alegría;
un pasador negro y otro marrón
anudando con premura
tu calzado colegial;
nunca supe, en realidad,
si era pareja del otro par.
“¡Sí, sí, sí…!
es que estaba oscuro…!” repliqué
-¡y se hacía tarde!- dijiste
y la risa desternillante,
que entre el beso de hasta pronto
no tuvo cuándo fenecer…!
¡Qué manera de reír!
chispitas de lluvia hasta los dientes;
qué distinto es el invierno frío
cuando arde el corazón
de dicha e ilusión perennes!
Tomé tu mano
y, como el primero,
te di el último de los abrazos…
que nadie supo duraría
todos estos años.
Mas…¡estoy en tu casa!
fresca y umbría;
en donde, en cualquier umbral, pareciera
fueras a aparecer
con tu sonrisa diligente,
tu quehacer, tus cartas
y esa filosofía tierna que aún
no termino de aprender.
La gaseosa
ya se acaba,
una voz extraña
me vuelve a la realidad;
(¡quisiera decirte
tantas cosas…!)
Alguien me exige una paga
por lo que acabo de saborear…
se esfuma de a poco
la frase última de tu postal
“con la dulce esperanza de ser felices”…
y una cara extraña me descubre
exiliado de ti y sonriendo,
como un orate,
a perpetuidad.
17 comentarios:
Hermosa reflexión...
que tremendo es eso
cuando al fin uno descubre
cuan valioso es lo que se ha perdido
....
asi es la vida a veces...
pero cuentas una historia muy valiosa
saludos
Lo he leído con una super sonrisa en mi cara, lindo y amoroso te felicito Drac. Besos :*
Hola Drac, hace mil años que no sé nada de ti.
Gracias por tu reflexión
Un abrazo
Sor.Cecilia
que forma d terminar, de ese vertiginoso paseo.
Que bello! me encantó, dulce, melancólico. precioso
Besos
¡Drac! Te he extrañado tanto.
Te mando un beso siberiano.
Me alegro mucho de que vuelvas a pasar por estas calles.
Echaba mucho de menos la belleza de tus letras.
Besos.
Lunna.
Me ha encantado tu blog
abrazos
Hermosa historia que vive en el recuerdo... el tiempo no deja nada en su lugar, es como un huracán que destroza los lugares amados y pone surcos en las caras que nosotros seguimos conservando como fotografías en blanco y negro.
Ha sido un placer encontrarte, un beso por mejilla.
Los cambios de la vida se nos echan encima... nada permanece igual
Que tal, aqui leyendo tu espacio. Saludos.
Hola. Siento tener poco tiempo ahora para los blog...la verdad es que el poco que me sobra me lo roba un poco el fabebook jaja...en fin, que me ha gustado mucho el poema, uno de los más bonitos que he leído aquí. Espero que siga bien. Mi cordial saludo.
Y SER FELICES YA!!!!
Que nada nos saque de nuestro centro, que no necesitemos buscar la felicidad en los demás.
Besos y abrazos.
mar
Vengo a desearte: Felices fiestas. Cuidate mucho.
Hola Drac, ha sido una agradable sorpresa volver a verte por mi blog y comprobar que sigues publicando aunque de tarde en tarde.
La vida da muchas vueltas y a menudo nos regresa al punto de partida para comprobar que todo sigue igual aunque distinto porque la vida también ha hecho mella en lo que dejamos atrás.
Feliz Navidad y besos.
Drac ...Que en estas fiestas, la magia sea tu mejor traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino, y tu felicidad mi mejor deseo. Besos :*
Publicar un comentario