El celular no sonó ni una vez...
He tomado como hoy, en la vida,
muchos caminos hasta tu puerta
tapiada desde antes para mí.
Aunque, conozco bien tu sonrisa
y el íntimo perfume de tus cabellos,
sé que todos mis caminos
conducirán, irremediablemente, a tu puerta
que nunca veré abrir.
He llegado
y ya frente a ella,
en lo oscuro,
no tengo lágrimas;
solo la miro
y asumo
que está definitivamente cerrada.
Mejor voy a quedarme aquí
en la berma,
acomodando las trizas
que quedaron
de la ilusión del alma;
acomodando el corazón, también,
en su lado
y después me iré,
volteando y recogiéndome en la pena:
“al menos lo he intentado”.
Muchas veces he estado solo
y muchas otras, he llorado.
Tú apareciste una vez
y de tu propia aflicción
prendiste tu sonrisa
en mi alma
como un regalo.
Por eso,
cada vez que estoy triste
o siento que en el largo camino,
ya no puedo;
sin quererlo voy a dar a tu puerta.
El celular esta callado
y hacia un abismo de tristeza...
mirándolo…mirándolo…
asido a él ... me caigo.
Tu puerta esta cerrada
y el celular callado,
la noche cierne sobre mí
su soledad,
su hórrido espanto;
tengo que irme;
aunque, a veces,
imagino
que entre la risueña rendija
se impone una cálida luz que la abre;
y entre el fulgor
casi te veo
un instante.
Soy feliz.
Más,
es noche ya
y tristes rosarios de luces
trazan las calles desvencijadas
mi infausta ruta de regreso.
Este camino solitario
me trajo a tu puerta.
El celular sigue callado.
Y en la soledad zozobra el corazón
en el lúgubre mar de lo negado.
1 comentario:
Sin duda tienes un estilo muy personal, y consigues estraer poesía de cuanto te rodea.
Saludos
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